TIEMPO DE CUARESMA. Mons. Ojea: Vivir en Cuaresma UNA VERDADERA CONVERSIÓN

ojea 21

15/2/2016. En ocasión del comienzo del tiempo de Cuaresma 2016, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, envió a la comunidad diocesana una breves reflexiones en las que comienza señalando que este tiempo fuerte de la Iglesia es muy importante este año porque es el Año de la Misericordia. Mirá el video!

En ocasión del comienzo del tiempo de Cuaresma 2016, el Obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, envió a la comunidad diocesana una breves reflexiones en las que comienza señalando que este tiempo fuerte de la Iglesia es muy importante este año porque es el Año de la Misericordia.

Tras referirse al símbolo penitencial que significa el cruce de la Puerta Santa, habla de la importancia del examen sobre la propia vida en esta Cuaresma; sobre la relación con Dios, con el prójimo, con las cosas, con la naturaleza y la relación con uno mismo.

“El Santo Padre –dice monseñor Ojea- nos llama de un modo particular en la Cuaresma, en este año de la Misericordia, a entrar en contacto con nuestra propia pobreza pero a través de las obras de misericordia; ayudando a los hermanos que necesitan, practicando las obras de misericordia”. 

Citando al Papa Francisco, el pastor diocesano de San Isidro expresa que “saliendo de nuestra alienación existencial, de nuestra conciencia aletargada que nos impide ver el drama de la pobreza, pero al mismo tiempo tomando conciencia de que cada hermano mío pobre es una ocasión para convertirme, es una ocasión para entrar en contacto con mi propia pobreza, porque si yo entro en contacto con mi propia pobreza estoy cerca de poder convertirme”.

Y continúa reflexionando: “La peor de las pobrezas es no saberse pobre; cada uno tiene la propia, cada uno es mendigo en el fondo. Cuando niego esto a través de las obras, lo que hago es alejarme más del otro; preservo un orden en el cual nada se trasgrede: yo doy y el otro recibe, pero mi corazón no se toca y el corazón del otro tampoco se toca”.

“Lo que propone el Santo Padre a través del ejercicio de las obras de misericordia, es estar en contacto con la propia mendicidad, la propia pobreza del corazón, para de veras convertirme al Señor”.

 

“Que en este tiempo, a través de la oración, a través de la propia mortificación, de la propia privación, a través de las obras de caridad, a través de lo que se haga por el hermano, podamos acercarnos al Señor y vivir en esta Cuaresma del Año de la Misericordia, una verdadera conversión”.