GENTE SOLIDARIA. Sanarizes y su derroche de contagiosa magia hospitalaria. Dale alegría a mi corazón

 

sanarizes mejor

sanachico18/8/2015. Zanarizes, es una asociación sin fines de lucro que visita el Hospital Central, el de Boulogne, el Militar y el Hogar Madre Teresa. Mariano “Carbón” Rodríguez Larreta, vecino de Tigre y hermano del jefe de Gobierno de la Ciudad, integra este grupete de clowns junto a María “Ananá”,  Vanesa, Lucía, Sandra alias “Oh Susana!”, “Lollipop” y muchos más – suman una treintena- llevando alegría a los pacientes internados. graficaEllos están convencidos de que la “payamedicina” impacta de manera positiva en el ánimo y recuperación y con ese mensaje terapéutico logran sonrisas curativas.

 

 

Ellos regalan sonrisas, música, talento y sobre todo mucha humanidad terapéutica esencial para los internados que – como curitas para el ánimo-  logran curar el alma. Se definen como payasos terapéuticos, llevan las características narices coloradas y vestimentas estrafalarias. Arropados con trajes multicolores y guirnaldas, ocurrentes gorros, bandanas y llamativas pelucas, confían por qué se entregan a esta tarea voluntaria que mejora la salud emocional de todos, incluso la de ellos mismos.

 

En una enfermedad lo anímico es fundamental y Mariano Rodríguez Larreta, el coordinador del grupo lo sabe. “Nosotros tratamos de tender un puente con el paciente y su familia y a través de un juego o una charla emotiva y contenedora, tratamos de mejorar su estado anímico”

 

“Todo lo que hacemos es válido, está todo permitido –define-, la consigna es atacar el aburrimiento y la angustia de los pacientes internados, porque cuando se está en esa situación los días son eternos, tienen 48 hs. en lugar de 24”, describe Mariano. Y asegura: “No forzamos ninguna situación ni imponemos ningún estado de ánimo. Sólo tratamos de sacarles de la cabeza los temas por los que se encuentran en un Hospital. La idea es que saquen a su niño interior y se diviertan”, grafica.

 

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Con el humor como llave, ellos atraviesan la solemnidad de las salas de internación del Hospital Central de San Isidro, el de Boulogne y el Hogar Madre Teresa y logran hacer reír, que no es poco. Pero su función va más allá: la risa como dijimos, es apenas el puente que lleva a rincones más oxigenados de la existencia en un momento que tal vez de buenas a primeras se tornó traumático, difícil, cuando la cotidianidad es un despliegue ininterrumpido de pinchazos, chequeos, controles, diagnósticos y la vida discurre espiando el sol a través de una ventana; ellos recurren a toda su creatividad y derrochan energía positiva.

 

 

Rodríguez Larreta -alias Carbón– cuenta una experiencia que muestra lo que estos payasos generan en algunas personas. En la sala de Quimioterapia del Central, una mujer le comentó que – según un estudio – los pacientes en contacto con payasos se recuperaron más rápido. Después, tomó la mano del payamédico por un largo rato, lo miró y le preguntó: “¿Volvés mañana, no?”.

 

 

También evoca la historia de un señor con un notable parecido a Sandro, al que lo llevaron de recorrida por las salas y todas las señoras, cual chichis del recordado Gitano, se engancharon y se pusieron a bailar. “Es mágico, son momentos únicos, por un instante logramos abstraerlos de la realidad. Además lo anímico incide mucho en lo terapéutico”, insiste y memora el caso de un chiquito al que iban a operar y tenía todos los valores alterados, lo visitaban frecuentemente para alegrarle los días y luego de un tiempo de intervenido, al ir a su encuentro, la mamá los sorprendió al confiarles que le cambiaron todos los resultados de los exámenes para bien y le habían dado el alta.

 

Obviamente lidian algunas veces con desenlaces no tan auspiciosos. “Hemos tenido casos extremos también, de pacientes que compartieron un buen momento junto a nosotros y al otro día ya no están. Pero sus familiares nos dicen con sus ojos húmedos: ‘qué bueno porque se quedaron con ese momento último’, ser parte de eso es muy fuerte”, desliza con voz quebrada. “En nuestro facebook (Sanarizes) no faltan cartas agradeciéndonos por ese instante que les pudimos dar”, dice.

 

 

DESBLOQUEAR ES LA CONSIGNA

 

“En realidad –detalla Carbón- lo que hacemos es tratar de alegrarles la vida y apelamos a nuestras herramientas de artistas. A veces es difícil hacer reír, pero siempre es posible. El tema es desbloquear esa imposibilidad que algunos tienen para reír, contenerlos y sacarlos de la angustia”. Ocurre que la risa es cosa seria: hay quienes aseguran que dispara endorfinas, ayuda a controlar la presión arterial, estimula el sistema inmunológico y permite transitar la enfermedad desde una conexión emocionalmente más saludable con la vida.

 

Para quienes son parte de Sanarizes la mayor satisfacción es la devolución de la gente: “A veces, hasta algunos familiares de pacientes que fallecieron nos agradecen por haber divertido en los últimos días a sus parientes. Es muy emotivo”.

 

 

Sentado en la sala de espera antes de entrar a quimioterapia, Oscar sumó: “La primera vez que vi a los payasos me recordaron a la película de Patch Adams (conocido como el Doctor de la Risa); cambiaron la onda del lugar, despertaron sonrisas y todo fue más relajado”.

 

 

Como para darle fundamento científico a la noble labor de los payasos de hospital, el médico Daniel López Rosetti, del Servicio de Medicina del Estrés, afirmó: “La risa hace bien. Hay pruebas científicas de ésto. Tiene que ver con la influencia de la mente sobre el cuerpo. La risa da buen humor al espíritu”.

 

 

Antes de entrar a un consultorio, Marcos Suárez frenó para opinar: “Me parece excelente que haya payasos en el Hospital, porque le dan animo a la gente. Y eso es muy positivo”.

 

 

Tras improvisar un sketch con Sanarizes, Miriam Romero -con una sonrisa enorme- agregó: “Uno cuando está enfermo se siente como un niño que necesita que lo mimen. Y ellos nos alegran”.

 

 

Se trata de jornadas por demás sanadoras las que despliegan de modo desinteresado y humanitario en los hospitales sanisidrenses y en Hogar  Madre Teresa.

 

 

Ellos en tanto regalan informativos payasescos, juegos, bailes, apertura de paraguas para atraer la suerte, regalos florales, espectáculos para niños de vacaciones  o en Día del Niño. Situaciones emotivas, como dicen, miedos disipados con sonrisas. “Siempre las historias se renuevan y la necesidad de estar ahí para escuchar , contener, abrazar y animar..crece día a día. Sanarizes es acción….es color”, rematan. Quien esto escribe, que estuvo ahí por unos días no duda en afirmar que es así.