AgustÍn Pichot pone ficha: “Creo que los Pumas tienen equipo para llegar a la semifinal del Mundial”

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picchot-reflexivo20/8/2015. Así lo expresa en una entrevista realizada por el también sanisidrense Daniel Arcuchi, vecino del Bajo, en el suple Canchallena de La Nación. A lo largo de los años, primero como jugador, luego como dirigente, siempre como referente, buena parte de los destinos del rugby argentino pasaron por las manos de este hombre. Distinto en la cancha y distinto afuera, siempre rompió moldes. Y por eso, en todas sus facetas, Agustín Pichot fue tan destacado como controversial. En esta nota de Arcuchi, el “Ficha” Pichot habla de todo y de todos: de la actualidad Puma, de dónde se arrancó, de las expectativas para el Mundial que se avecina, de su rol dirigencial, de política y hasta de la estigmatización del rugby con la nueva peli “El Clan”, de Trapero sobre los Puccio. “Ahora con El Clan parece que todos los que juegan al rugby son secuestradores. Es una realidad coyuntural de cómo está visto el rugby. Buena parte cree que el rugby es de elite, de clubes de barrio norte y que somos todos chetos. Se ha estigmatizado. No creo que sea esa frivolización de que sean cuatro clubes de la elite con mucho dinero que manejan el deporte. Creo que es una percepción que tiene la gente que no es justa. Pero es también una realidad. Hemos luchado constantemente para que al rugby lo puedan jugar cada vez más chicos y de cualquier lado”, dice el lúcido ex jugador de CASI que quedó en la historia como el capitán de aquellos Pumas increíbles de 2007. 

 

-Cuando los Pumas vencieron a los Springboks, escribiste un tweet que decía “Historia. Sólo eso”. ¿En qué lugar de la historia ponés ese triunfo?

 

-Sabés bien que el Twitter es algo impulsivo. Viendo algo como lo que se vio, tan emocionante, me salió del alma. Para mí, ganar en Sudáfrica era una deuda muy grande del seleccionado. Me pongo como ex jugador: yo hubiese dado cualquier cosa por haber hecho historia en Sudáfrica… Pero todo lo que hice como dirigente fue para que pasen estas cosas. No hubiese pasado esto si los chicos no hubiesen tenido la oportunidad de jugar el Rugby Championship, de jugar tantas veces contra Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda.

 

-¿Para qué están estos Pumas?

 

-Para lo que ellos se dispongan.

 

-¿Qué sería un buen Mundial?

 

Ellos tienen que, sí o sí, clasificarse. Me parece que el rugby argentino espera que ellos clasifiquen. Creo que pueden llegar a una semifinal y después que pase lo que pase. Pero yo creo que tienen un equipo para llegar a la semifinal.

 

-¿Menos de semifinal qué sería?

 

Entrar en los ocho mejores sería lo que le corresponde a la historia del rugby argentino.

 

-¿Cómo convivís con ese concepto irónico de la derrota?

 

– De la derrota digna, sí. Je. Hay dos formas de ver las cosas. Una, la del éxito inmediato, que es lógico. Pero la realidad es que uno no puede ganar de un día para otro. En la década del 80 había hazañas, pero no había algo sostenido. Recién en el 2006 el equipo perfiló una actitud ganadora. Nos costaba mucho. Yo creo que eso se construye. Ahora, ¿de qué se construye? ¿De éxitos o de derrotas también? Desgraciadamente, al rugby le toca jugar contra grandes equipos. En el Rugby Championship, sistemáticamente. Cuesta muchísimo. ¿Qué es lo mejor? No lo sé, pero sé que Argentina tiene que jugar y tiene que aprender. No somos una potencia entre los mejores.

 

-Pero, ¿se corre el riesgo de acostumbrarse a perder?

 

-Lo que más le duele al jugador es acostumbrarse a la derrota digna. Estar en un vestuario y decir ‘no jugamos tan mal’. Cuando entrás en ese lugar, que es lo que nos pasó a nosotros en 2003 y en 2004, es un riesgo. Pero, fríamente, en el camino tenés que tener un montón de derrotas. Si no, la Argentina hoy estaría entre los tres mejores del mundo. Y no es así. No tenemos ni la historia ni los jugadores. Hay que hacer un trabajo a largo plazo.

 

-¿Hay jugadores proscriptos en los Pumas? A partir del caso Albacete, se generaron demasiadas dudas.

 

-Del lado dirigencial, te puedo garantizar que no. Para mí, el jugador siempre tiene razón. Cuando Pato [Albacete] habló por primera vez con La Nación, estaba bien lo que decía. Uno puede discutir la forma o no. Pero, después, cuando pasó lo de Hourcade [el jugador declaró que el coach era “un mentiroso”], es Hourcade el que toma la decisión y lo dijo públicamente. Nunca nos metimos como dirigentes -y ahora no soy más dirigente- en una lista de Phelan o de Hourcade.

 

-Antes tenías más participación, mucha. ¿Nunca pensaste que era incompatible tu rol de dirigente con tus intereses personales?

 

-Mil veces. Tengo mil editoriales de La Nación con el tema de “los dos lados del mostrador”, no te preocupes. Cuando arranqué con esto, no quería ser dirigente. Soy una persona que trabaja comercialmente hace muchísimo tiempo. No lo escondo ni lo escondí. Fui muy claro desde el primer día. Me dijeron: “No, vení igual”, porque a la mayoría de las marcas las traía yo, los convencía de que apoyen al rugby. Esa parte me costó un montón. Hasta mi nombre. Palos, palos. Sabía que iba a ser así. Si me preguntás si estoy tranquilo, sí, estoy tranquilo.

 

-¿Te alejaste por eso?

 

-Claramente, porque llega un momento. Estaba para recibir las balas. Pero la pasás mal, también.

 

-Así como se te debe la presencia en el Championship, también estás involucrado en el Super Rugby, ¿se va a jugar en Parque Sarmiento?

 

Por más buena voluntad que haya habido, no sabíamos que había una pista de atletismo. Hubo quejas, ya no llegamos y decidimos esperar hasta que esto se aclare un poco. Vamos a buscar opciones, pero si no es para mejorar, no lo vamos a hacer.

 

-En algún momento te involucraste en política, ¿ahora, estás con alguien?

 

-Tengo excelente relación, personal, con tres de los candidatos. Con Mauricio, con Daniel y con Sergio. Los tres apoyaron el rugby… Para estar en política te tenés que comprometer no sólo con ideología, sino también con el tiempo. Y no tengo tiempo. Por ahí el año que viene o el otro, veré.

 

-Fue traumática la convivencia con el profesionalismo, ¿sigue habiendo resistencia?

 

No, cero. La UAR cumplió con el plan que queríamos que era encapsular el profesionalismo. Se hizo. Es más, el año que viene va a haber contratados. Los únicos que quedan a definición de que sean profesionales son los becados. Y a nivel calendarios, en la mejor situación que puede estar. Los Pumas con 12 partidos por año. 17 partidos de Super Rugby. Argentina XV con un campeonato nuevo [Panamerican Rugby Championship] y Nations Cup, los Pumitas jugando su campeonato de Menores de 20, el Nacional, el Argentino, el Interior. Podría estar mejor igual, falta un Nacional B. Pero está en excelente posición, bien ordenado y es federal. Por el lado económico, con los acuerdos comerciales que se están renegociando en este momento, la UAR tendría que tener una facturación de 20 millones el año que viene. Y en cuanto a visión para lo que viene, cada vez hay más chicos que juegan al rugby.

 

-¿Cómo creés que se va a recordar tu paso por el rugby?

 

Me encantaría que me recuerden como jugador. La parte dirigencial no. Está bueno pero mi pasión y mi sueño fue jugar en los Pumas, ser el capitán del equipo increíble de 2007. El otro fue un personaje más combativo, polémico. Los cambios se dan con polémica. Como jugador también, pero es más fácil. Uno no nació sabiendo ser dirigente.

 

-¿Qué autocrítica hacés de los errores que se cometieron en ese paso al profesionalismo?

 

-La comunicación. Teníamos que pasar por esto… El proceso de todos los países habían sido de 20, 25 años. Y el nuestro fue de cuatro años. En cuatro años teníamos que hacer lo que a otros les costó 20, 25 años. El profesionalismo, el marronismo. lo vivimos todo intensamente en cinco años.

 

-Cuando hablás de comunicación, no te referís sólo hacia afuera, también hacia el mundo del rugby.

 

-Ni hablar. Fuimos mucho más rápido de lo que el rugby podía. Y eso trajo aparejados problemas.

 

-El tema de la estafa en la UAR, por ejemplo.

 

-Parece que todo hubiera sido a propósito. El primer año hizo todo ¡bum! y voló todo por el aire. Te aseguro que no la vimos venir. El tema del fraude lo hemos manejado de forma pésima. Lo aceptamos. Dos años más tarde, cuando salió que estaban procesados Sánchez y Blanco, salió así de chiquito. Ustedes no saben ni quiénes son. A mí me sacaron el sueño ocho meses de mi vida. Ahora, todos creen que los 4 millones de pesos me los llevé yo. Pero hay que conocer lo que era la UAR. Estábamos concursados, sin peso en World Rugby, lo habían sacado a [Carlos] Tozzi, Argentina era una incógnita: terceros en el Mundial, pero nadie sabía qué pasaba. De ahí pasamos a facturar hoy casi 20 millones de dólares. Todo eso, bueno o malo, tiene un montón de problemas. Desde la palabra profesionalismo. Hoy lo del Pladar es una anécdota. Escribieron miles y miles de cartas de lectores. Decime una persona que diga: “Que Matera no juegue en mi club este fin de semana”. Y en su momento nos rasgamos las vestiduras, parecía que era un sacrilegio.

 

-Lo peor ya pasó, pero ¿hay cierta resistencia?

 

-No, cero. La UAR cumplió con el plan que queríamos, que era encapsular el profesionalismo. Se hizo. Es más, el año que viene va a haber contratados. Los únicos que quedan sin ser profesionales son los becados. Pero ya el deporte mundial sabe que el becado no es profesional. Los chicos que se entrenan a los 20 años, ¿vas a decir que son profesionales porque cobran una beca? No son profesionales. Están trabajando para lograr ser profesionales. Ahora, lo de los contratados es clarísimo. De hecho, la UAR no permitió que jueguen, y mucho menos lo va a hacer el año que viene. Están en su mundo profesional. Están todo el año contratados. Si juegan en sus clubes es solamente porque lo permiten sus clubes. Yo, Agustín Pichot, del CASI, estoy en desacuerdo con que jueguen. Ahora si [Carlos] Araujo de Rosario o [Andrés] Chavanne de Tucumán creen que los jugadores que no están tienen que jugar en Duendes o en Lawn Tennis, allá ellos. Para mí no. El plan fue hecho para que no jueguen. Ahora bien, si el Consejo toma otra decisión.

 

-¿Creés que todo se magnifica por ese vínculo casi exclusivo que el rugby sostiene con el romanticismo?

 

-Tiene mucho que ver con el rugby puesto en un lado recontra exclusivo. No creo que se tenga que romper el romanticismo, lo que se rompe es uno. El deporte tiene que estar intacto.

 

-¿Entonces decís que es una cuestión de clase y no de valores?

 

-Es que los valores no son de nadie. Ahora con El Clan parece que todos los que juegan al rugby son secuestradores. Es una realidad coyuntural de cómo está visto el rugby. Buena parte cree que el rugby es de elite, de clubes de barrio norte y que somos todos chetos. Se ha estigmatizado. No creo que sea esa frivolización de que sean cuatro clubes de la elite con mucho dinero que manejan el deporte. Creo que es una percepción que tiene la gente que no es justa. Pero es también una realidad. Hemos luchado constantemente para que al rugby lo puedan jugar cada vez más chicos y de cualquier lado. No necesariamente en CUBA, en el CASI. Ahora, cuando me hablan de los valores del rugby. para mí los valores son papá y mamá. El rugby te da un lugar donde hay un montón de códigos, en el buen sentido, que te ayudan a mejorar los valores que te enseñan en tu casa. Pero después, si querés apuñalar a uno, no es por el rugby. O lo del Himno.

 

-¿Lo del sentimiento del Himno se terminó volviendo en contra?

 

-Sí, porque se usa para separar. Y tiene que ser para mejorar. Uno dice: “Nosotros lo cantamos; mirá estos ni lo cantan”. Y no es así. Cuando se usa un valor para separar, le hace mal a las dos partes.

 

-Hay valores que son reales. En una final están las dos hinchadas juntas, etc. Ahora, da la sensación desde afuera que se oculta lo negativo.

 

-Estamos de acuerdo. Porque la forma de comunicar termina estando en el mismo ámbito. Y también porque no tenemos la experiencia. Tal vez los que venimos de otra generación nos gusta más hablar, y otros tal vez dicen: “No, si decimos esto van a interpretar esto”. Y por cómo son los medios hoy, tu silencio termina siendo tu peor enemigo. Se hace una bola de nieve de incertidumbre. Después viene la coherencia con el tiempo. Cada vez estamos todos cada vez más expuestos con el tema de la comunicación.

 

-¿Cómo está hoy la situación, el pase al profesionalismo?

 

-A nivel calendarios, en la mejor situación que se puede estar. Los Pumas, con 12 partidos por año, 17 partidos de Super Rugby. Argentina XV con un campeonato nuevo [Panamerican Rugby Championship] y Nations Cup, los Pumitas jugando su campeonato de Menores de 20, el Nacional de Clubes, el Argentino de Uniones, el Torneo Interior… Podría estar mejor, igual. Falta un Nacional B. Pero está en excelente posición, bien ordenado y es federal. Por el lado económico, la UAR está esperando que se firmen los acuerdos comerciales que se están renegociando en este momento, que son cada cuatro años. Tendría que tener una facturación de 20 millones de dólares el año que viene. Y en cuanto a la visión para lo que viene, cada vez hay más chicos que juegan al rugby. El plan estratégico tiene una estructura financiera sólida y tiene el producto para bancar toda esta estructura. Hay un general manager [Greg Peters] y ya los dirigentes se empiezan a alejar de la gestión. Para mí la UAR ya está caminando sola. En el día a día, ya toman decisiones los empleados de la UAR, no los dirigentes.

 

-Esta ubicación en la elite, ¿es definitiva o puede tener riesgos?

 

-Por lo menos tiene un ciclo de cinco años. Después, no sé. Uno toma decisiones sin saber adónde va. Yo creo que sí, que se tiene que mejorar. Eso depende de un montón de cosas que van más allá del rugby.

 

Fuente: Canchallena/La Nación

 

Crédito fotos: CONtinta NORTE