La pareja argentina de Brian Musallo y Magalí Pizarro, los vecinos que recorrieron distintos países… PEDALEANDO SUEÑOS

 

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por el sur224/5/2015. Brian, vive en San Isidro y Magalí, rionegrina traída por los vientos del Sur patagónico, son dos soñadores enamorados de las bicicletas, dispuestos a recorrer el continente a puro golpe de pedal. Ya desandaron las rutas argentinas, chilenas, uruguayas, brasileñas, paraguayas y dejaron el viaje en pausa en la ciudad de Tucumán. Así recorrieron casi 10.000 kilómetros por el continente. Luego vinieron las notas, el reconocimiento popular, las entrevistas radiales, cosecharon no pocos amigos y se entusiasmaron con nuevos raides. Una vez dejada atrás Sudamérica –aún les resta pasar por Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela-, estos locos por la aventura se le animan al mundo. Enterate y conocé en esta nota los beneficios de la cultura bike-friendly, una experiencia que une algo más que caminos.

 

 

COMPAÑEROS DE AVENTURAS…

DE A DOS, ES MÁS FÁCIL

“La bici me cambio la vida y me dio mucho más de lo que puedo pedir: amigos increíbles, lugares espléndidos, grandes valores, pero también me permitió conocer a un ser muy especial para mí, una persona que cambiaría por completo todo lo vivido anteriormente, por lo que ahora mis viajes y sueños son de a dos, compartidos con mi novia Magalí Pizarro”, confía Brian “Tano” Musallo, un vecino de Villa Adelina, maestro mayor de obra actualmente desempleado y estudiante de arquitectura que armó su proyecto de vida en torno a la bicicleta.

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“Es un vehículo que llegó a la civilización hace mucho tiempo y creo que es el transporte del futuro”, suelta Brian al conceder la entrevista a CONtinta NORTE durante la apertura del nuevo tramo de ciclovías en la avenida de la Unidad Nacional que une Fleming con la avenida Santa Fe, mediante un sendero que se extiende por un estimulante parque arbolado. A su lado, la rionegrina Magalí Pizarro completa la definición que los unió en un estilo de vida. “Mirá él comenzó su viaje en Ushuaia, nosotros ya estábamos en contacto y me convenció, así me sumé. Hoy nuestro proyecto de vida es arriba de una bici para seguir conociendo lugares, descubrir nuevas culturas, fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte sustentable; la bici es nuestra pasión”, resume.

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“Tenemos muchos planes juntos –interviene Brian, quien ya tenía experiencia y había cubierto periplos ciclísticos por Rosario, Córdoba, Mendoza, la ruta 40 y hasta la península itálica-, uno de ellos es seguir ‘pedaleando sueños’ por el mundo. Nos conocimos a mediados del 2013, ella tenía un programa de radio por el cual me contactó para hacerme una nota por el viaje a Italia. Desde ese momento, nos vimos algunas veces y nos hablábamos bastante. Pero nuestra historia juntos, comenzó después; yo en viaje, ella en su ciudad natal (Viedma). En una de nuestras tantas comunicaciones coordinamos un encuentro en El Chaltén (Patagonia Argentina) y allí fue donde nació esta pasión compartida y comenzamos a desandar el camino juntos”.

Para Magalí, hija de un ciclista empedernido como Brian, el convite a compartir periplo le pareció genial. “Fue algo que me hizo reencontrar con el viento en la cara y el sonido de mis ruedas llevándome lejos, siguiendo direcciones más simples, esas que dicta el corazón”, describe con una sonrisa y ojos iluminados.

EL POR QUÉ DE LA BICI

DSC_0235-468x300Como todo apasionado Musallo asegura que está buenísimo que se empiece a hablar de la bici y se produzca un cambio de conciencia en la sociedad y un reverdecer de la cultura bike-friendly. “Pero como todo cuando comienza, existe cierta resistencia a modificar los hábitos. Yo me muevo desde muy chiquito en bici, gracias a mi mamá que me lo fomentó –cuenta- y hace mínimo 10 años que voy al centro en dos ruedas. Trasladarse al Obelisco en bicicleta, podía parecer una locura hace una década; hoy es a todas luces el medio más adecuado”.

Para ilustrar y aportar un pantallazo explica que existen estudios que revelan que hace unos años en la Ciudad de Buenos Aires, el 60 % de los viajes no superaban los 6k. “Era subirse a un auto para vivir poniendo primera y segunda o quedar atrapado por el tránsito”, graficó y da a pensar en el cuento de Cortázar “Autopista del Sur” donde un puñado de personas quedan varadas, presas de un embotellamiento en la autopista entre Fontainebleau y París y aflora lo peor y lo mejor del comportamiento humano ante situaciones límite. “Yo vine recién de Munro hasta Martínez en bicicleta y demoré menos de 10 minutos”, tiró a modo de comparación entre tiempo y distancia el Tano demostrando lo bueno que es desplazarse mas relajado en dos ruedas y en estrecho contacto con el entorno..

“Hoy en día si uno elige la bici como medio de transporte es un índice de inteligencia. Es decir opto por ella, en pos del futuro, pensando en los hijos y en contribuir a una ciudad mucho más sustentable, grata y amigable para todos”, indica Magui.

PAREJA RODANTE

Las vueltas de la vida los llevaron a recorrer juntos rutas de Argentina, Uruguay, sur de Brasil y Paraguay y en todas partes supieron de la calidez de los lugareños porque ellos se encargan de subir al detalle todas las experiencias de sus viajes y ya atesoran no pocos seguidores en su fbk y en la página www.pedaleando sueños.com.

 Jan and Brian heading north from Puerto Yungay.

La verdad nunca sufrimos ningún percance, la bicicleta es un vehículo muy fiel, requiere un mantenimiento mínimo, nada de estar siempre mimándolas y suman y suman kilómetros y más que algún pinchazo no sufrimos”, relata el “Tano”. Como muchos viajeros, duermen donde los sorprende la noche. “Nuestra casa es la bici –define Magui-, ahí llevamos todo: la carpa, la cocina, las mochilas, así que cuando oscurece podemos hacer campamento junto a un arroyo, en un campo, bien en un pueblito o en una estancia que se ofrezca gentil”.

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Ellos aseguran que con sus viajes procuran contagiar la cultura-bike, que la gente y en especial los jóvenes, adviertan que no es imposible desplazarse en dos ruedas y que no tengan miedo del tránsito. “A mi me pasó, siendo del interior  -aporta ella-. Mi primera experiencia en Capital, con la bici fue complicada y me planteé: cómo vuelvo, pensé… en silla de ruedas. Y la verdad que no es así”.

 

“No hay que dejar de hacer algo que te hace bien por miedo”, coinciden y cuentan que una persona deja de ser “turista” y se convierte en “viajero” cuando disfruta de todo lo que visita. “No importa si es lindo o feo, pobre o rico, porque lo que cuenta es saber cómo es. En simples palabras: somos muy curiosos. Nos gusta conocer y como no nos basta el pequeño entorno que nos rodea, salimos en busca de otros territorios para explorar. Sorprendiéndonos por lo nuevo, lo extraño, lo ajeno. Nos encanta conocer a esos otros que viven de forma tan diferente a las nuestras”, explican.

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Con cada viaje amplían el bagaje personal. “El mundo propio se hace más grande, todas las experiencias (en especial las bonitas) te acompañarán para siempre y todo eso ayuda a ser más feliz”, dicen.

 

Entienden que los conocimientos de una persona se forman a través de los pequeños y grandes acontecimientos que han jalonado la vida. Una vida rica en vivencias dota a la gente de aprendizajes y recursos para afrontar las situaciones cotidianas con mayor capacidad de respuesta y resolución. “El mundo es un libro, y si no viajas sólo habrás leído la primera pagina”, aconsejan.

 

Lo cierto es que esta verdadera pareja rodante ya se apresta a culminar su recorrido por Sudamérica para luego plantearse uno más amplio por el mundo. Una y otra travesía les enseñará a abrirse a la gente, a pedir ayuda y a vivir el presente en un mundo mucho más real, alejados de los realitys, los escenarios artificiales y el ritmo frenético que impone la sociedad seducida por la escalada tecnológica.

A ellos los acompaña el sol, las gotas de lluvia, el viento que les acaricia la cara y esa sensación inigualable de sorprenderse con cada nuevo amanecer en la ruta. En fin, la historia de ellos es real hace a un mundo mucho más natural y en ella se cumple el sueño de todos aquellos que aún, creemos en las utopías.