Presentaron libro del cura villero Pancho Soares: UNO MAS ENTRE LOS POBRES; fuerte mensaje de paz y reconciliación

 

 

 

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habla ojea125/10/2014. El padre Pancho Soares era conocido en  la Diócesis de San Isidro por su opción por los pobres y su compromiso social. Fue una de las primeras víctimas eclesiásticas del terrorismo de Estado. Un reciente libro del padre Pedro Oeyen -un escudriñador de la historia local- se propone rescatar la vida y el testimonio del sacerdote asesinado a balazos el 13 de Febrero de 1976 mientras se encontraba en su casa, al lado de la capilla Nuestra Señora de Carupá, en el partido de Tigre. filippini1El jueves pasado en la Quinta Los Ombúes, el obispo, Mons Oscar Ojea y el emérito sanisidrense, Mons Jorge Casaretto presentaron la nueva obra de Oeyen editada por PPC. Casaretto describió a Soares como un hombre de gran espiritualidad, mucha oración y un gran compromiso con el prójimo. Relató los trastornos que vivió por haber formado una cooperativa para darle vivienda a los más pobres y cómo debió hacerse cargo de las deudas saliendo a trabajar y las rispideces que esto causó, en su relación con el Obispo Aguirre – “Pancho tuvo que encarar esa situación con mucha dificultad y buscar fondos para pagar las deudas y eso al Obispo lo volaba –evocó el emérito-. Había confiado en él, en su amor por los humildes, pero se dio cuenta de la ingenuidad de Pancho. Estos eran los problemas que existían entre Aguirre y Pancho”. Así y todo, tras un encuentro en el que hablaron largo y tendido, el entonces pastor de la Diócesis le confió a Casaretto: “En este cura sé que puedo seguir confiando”. A tal punto que fue el mismísimo Aguirre quien despidió sus restos y consternado ante el atroz asesinado soltó: “Perdónalos Señor, porque no saben lo que hacen”, invocando el pasaje bíblico de la pasión y muerte de Jesús.  Ojea – en tanto- explicó cómo tomó contacto con la realidad de Carupá y de qué modo había calado hondo en esa comunidad tigrense la tarea de este sacerdote como testimonio de fidelidad, entrega, de coherencia y -al mismo tiempo- su muerte atrozmente injusta en un momento trágico de la historia argentina”. Ojea destacó que Oeyen en su libro logró no solamente poder mostrar la realidad de un tiempo social y de la Iglesia sino que del mismo modo exhibe detalles muy importantes de la personalidad del Padre Pancho y su relación con el obispo Antonio María Aguirre. “Un encuentro de dos personalidades de carácter fuerte, que sabían disentir –graficó-, no pensaban lo mismo en muchísimas cosas y -sin embargo- todo podía ser explicitado. Me pareció un ejemplo de una Argentina que añoro, donde podamos ponerle palabras a los hechos. Pedro ha logrado algo importante con su trabajo”, ponderó. fernanda libro 1También pidió porque la sangre derramada por el sacerdote haga a un clamor de justicia y sirva a la reconciliación de la sociedad. “Que el ejemplo de su vida nos ayude a los argentinos a poder construir la paz a través de la sangre de la cruz de Jesús”, resumió al recordar que el Señor hizo la paz con su entrega y la sangre de su cruz. Carlos Castellano y la jueza María Fernanda Nuevo de Posse asistieron al evento y valoraron este aporte a la memoria colectiva que pone el foco en la visión humana de un sacerdote que desplegó un fuerte compromiso social con los sectores más humildes en tiempos de una Argentina convulsionada con marcadas injusticias políticas y sociales. Un mensaje de paz y de entrega que debe hacernos reflexionar. Mirá los videos!

 

El libro “Sangre en la iglesia, vida y muerte de Pancho Soares, cura villero”, fue escrito por el padre Pedro Oeyen, párroco de la Catedral de San Isidro. Para su redacción, Pedro se valió de escritos y testimonios de personas allegadas al cura villero, al que le fue arrebatada la vida con 54 años de edad y 30 dedicados al sacerdocio.

EL AMOR DE UN PUEBLO A SU SACERDOTE

 

Durante la presentación en sociedad de la publicación editada por PPE, realizada el jueves último en los jardines de la Quinta Los Ombúes, Oeyen explicó que el libro fue escrito por encargo del Obispo, Mons Oscar Ojea. Ocurre que a poco de asumir al frente de la Diócesis, el pastor visitó la parroquia Nuestra Sra de Carupá, a cargo del padre Juan Martín Dilernia y hubo un signo que acaparó su atención. “Frente al mástil donde había una foto, veo un hombre entrado en años con un sombrero criollo, se lo sacó, lo puso sobre su pecho y en un silencio sobrecogedor se quedó orando un rato largo –memoró Ojea-, le pregunto a Juan Martín de quién era la foto; entonces me contó la historia de Pancho Soares, allí oí hablar por primera vez de él”, reseñó. Y a renglón seguido destacó: “Los sacerdotes tenemos un modo de conocer a otros sacerdotes a través del cariño con que el pueblo se expresa hablando de ellos; nos damos cuenta enseguida cuando alguien ha calado hondo en el corazón de su gente”

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El testimonio sumamente vívido de Soares, un cura obrero, de esos que querían trabajar y vivir con y para los pobres lo impactó y le encomendó al párroco de la Catedral -quien ya tiene varios libros y algún best seller en su haber, El celular de Dios, por caso- a que volcara no pocas horas de esfuerzo recopilando data para rescatar la figura de un cura que había dejado huella en su comunidad. “Me pareció que era importante tomar como modelo sacerdotal al padre Pancho, un hombre de una esperanza cierta y una caridad entera y sabía de la capacidad de Pedro como historiador”, confió Ojea.


 

publico oeyenAnte un atento auditorio en el que se encontraba la mujer del Intendente Gustavo Posse, María Fernanda Nuevo y el presidente del legislativo sanisidrense, el Dr. Carlos Castellano, no pocos sacerdotes con un fuerte compromiso social como el padre Aníbal Filippini, durante muchos años al frente de la parroquia Nuestra Señora de La Cava o el padre Fernando Pugliese, además de personalidades del ámbito de la cultura, como Raúl Crespo Montes, titular de la Fundación San Isidro para la Educación las Ciencias y las Artes, o de la ciencia, como el bioquimico Luis Bertello, miembro del rotary club e integrante de la Fundación Ambiente y Salud, entre muchos otros participaron de este encuentro promovido por el Obispado y  el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal Dr.Horacio Beccar Varela, que dirige con solvencia la lic. Marcela Fugardo.

Precisamente tras la bienvenida de Fugardo y una breve reseña sobre el autor de “Sangre en la iglesia, vida y muerte de Pancho Soares, cura villero”, a cargo del representante de la Editorial PPC, Mons. Jorge Casaretto desgranó una colorido relato de cómo se vivían aquellos convulsionados años desde la tarea pastoral.

PANCHO Y SU PROFUNDO COMPROMISO SOCIAL

Luego de decir que según le aconsejaron las dos condiciones imprescindibles para presentar un libro se centraban en hablar bien del autor y bien del libro, lo cual despertó alguna que otra sonrisa y de hablar de la pasión con que Pedro  Oeyen encara sus trabajos, observó que se trata de una biografía “proyectada sobre el telón de fondo de la realidad del país y de la Iglesia” en esos años.

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“Este libro se mete en toda esa época, en los dramas de la vida de los 70s. Es un trabajo objetivo, que narra los hechos históricos tal como eran. Todo lo explica muy bien, no hay endiosamientos. Refleja la autenticidad de la vida del padre Pancho, un hombre de una gran espiritualidad, mucha oración y un gran compromiso con el prójimo”, definió. Describió también las complicaciones que vivió el sacerdote al formar una cooperativa para darle vivienda a los más humildes y cómo esto contrarió al entonces Obispo, Antonio María Aguirre. “Por su amor a la pobreza inventó una cooperativa –una cooperativa era meterse en un negocio- y qué terminó pasando: como quienes se integraban a la cooperativa era gente pobre y no tenían un peso, había que salir a buscar a los que financiarán el proyecto cuando se desarmó, las deudas le quedaron a Pancho y los demás, inocentes”, contó Casaretto. Soares como buen cura obrero salió a trabajar y solventó las deudas de su bolsillo. Con todo, Aguirre dueño de un olfato especial, había descubierto que esa preocupación del sacerdote por los más pobres, a pesar de su ingenuidad en el proyecto, era verdaderamente auténtica y lo respaldó en su tarea.

Casaretto que dijo conocer de cerca la vida y la entrega del Padre Pancho pintó la humanidad de un hombre cuyo corazón supo latir al ritmo de las necesidades de su comunidad. Habitó una modesta casilla de madera, lindera a la capilla, por

entonces este Carupá, un barrio con calles de tierra y zanjones, en el que vivía gente muy humilde. Impactado por las carencias propias del lugar, Pancho inmediatamente asumió un profundo compromiso social en favor de los desprotegidos. En esta humilde barriada, Soares instaló un taller de zapatos, seguidamente fundó la Comunidad Juan XXIII, (Obra de Promoción Social “Villas de Emergencia”), bajo el impulso de la misma, comenzó a funcionar una fábrica de baldosas que dio posibilidades concretas de trabajo a muchos habitantes. Fue sin dudas un verdadero precursor, en Argentina y en América latina, de la opción preferencial por los pobres que predicó tiempo más tarde la iglesia

Polifacético, zapatero, obrero de una fábrica de mosaicos, empleado administrativo de un supermercado, traductor de francés, sacerdote de una precaria capillita de madera y chapas, habitante de una humilde casillla y uno más en su barrio encontró la muerte en un atroz atentado.

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“En medio de la noche, el viernes 13 de Febrero de 1976, el padre Pancho Soares, con 54 años de edad y 30 de sacerdote, fue asesinado a balazos por un grupo armado, en su casa, junto a la capilla de Nuestra Señora de Carupá, en el partido de Tigre. Doce años antes había abandonado el convento, para instalarse en una de las villas del partido. Se identificó con sus vecinos, viviendo en una increíble pobreza y trabajando como obrero, sin dejar nunca de ejercer su sacerdocio”, recordó el padre Pedro.

“Hemos encontrado muchas cartas y escritos suyos, así como de personas vinculadas con él, a lo que se añaden numerosos testimonios de la gente que lo conoció. Al leerlas podremos comprender por qué un hombre que era un excelente organista, un buen cantor, también autor de poemas y hablaba varios idiomas, se transformó en obrero de una fábrica de mosaicos”.

El padre Oeyen adelantó que, al recorrer las páginas de su obra, “nos adentraremos en el corazón de un sacerdote que amaba la lectura, el silencio y la oración, pero se fue a vivir a una casilla de una villa de emergencia”. Fue párroco, superior y rector del mayor santuario mariano de Chile, pero terminó como encargado de una humilde capillita prefabricada, levantada por sus propias manos.

 

“De este modo, viendo todo su caminar por este mundo, su vida iluminará el misterio de su muerte y ésta será la culminación luminosa de toda una vida entregada por amor a Dios y al prójimo. Pero, desde ya, debemos afirmar que su muerte violenta es incomprensible si ignoramos el marco histórico en el que se desarrollaron los hechos. Conocer las situaciones que vivió, sus ilusiones, ideales, esperanzas, esfuerzos y frustraciones, ver cómo influyeron las personas que estuvieron cerca suyo, nos ayudará a penetrar en el significado de esta tragedia”, sostuvo el padre Oeyen.

A su vez, el titular del HCD de San Isidro valoró este aporte a la memoria colectiva que pone el foco en la visión humana de un sacerdote que desplegó un fuerte compromiso social con los sectores más humildes en tiempos de una Argentina convulsionada con marcadas injusticias políticas y sociales. “El mensaje de nuestro Obispo durante la presentación pidió que todos los cristianos veamos en la entrega y el asesinato de Pancho la sangre de Cristo en la cruz, que tratemos de ser mejores personas, copiar su legado en nuestras acciones diarias, en una mirada que apueste a la reconciliación y la paz”, remató la jueza Nuevo de Posse, quien se confesó una seguidora de las obras literarias del padre Pedro.

ACERCA DEL PADRE PEDRO

firma libro1El autor es miembro de la Junta Nacional de Catequesis y responsable del área de adultos. Introdujo la catequesis familiar en la Argentina. Autor de numerosos libros, entre los más conocidos figuran “Creciendo en la fe con nuestro hijo”, “Conociendo la Biblia en familia”, “Revisando nuestra vida con el Evangelio, Macumba y brujerías”, “La Catedral de San Isidro”, “Honor mancillado: la Pasión del Cura Allievi”; “El celular de Dios”, “La capilla y la capellanía de San Isidro tienen historia” y varios títulos más.