Mensaje del Obispo. Mons. Ojea: La docencia es “UNA VOCACIÓN DE AMOR”

 

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12/9/2014. El Obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, valoró el esfuerzo, dedicación y entrega de los docentes, al saludarlos por el Día del Maestro, que se celebró ayer jueves 11 de Septiembre en la Argentina. “Dar conocimiento es dar vida. El maestro da la propia vida. Es la vocación de Jesús. Es compartir la vocación de Jesús. Transmitir todo lo que se sabe y transmitir la experiencia de vida. Es prolongar la propia familia, porque el maestro, además de tener que atender su propia familia, extiende su amor, es una vocación de amor, a todos los chicos y jóvenes que se cruzan en su camino y que necesitan de su ciencia y de su persona. Es como tener una gran familia”, aseguró. Mirá el video!

 

 

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El pastor diocesano agradeció particularmente a quienes “trabajan en nuestra Diócesis, que tiene tantos colegios, que tiene tantos centros, de Cáritas, donde se enseña, donde se trabaja, en una proximidad, en una cercanía, con nuestros chicos, con nuestros jóvenes”.

“Dar conocimiento es dar vida. El maestro da la propia vida. Es la vocación de Jesús. Es compartir la vocación de Jesús. Transmitir todo lo que se sabe y transmitir la experiencia de vida. Es prolongar la propia familia, porque el maestro, además de tener que atender su propia familia, extiende su amor, es una vocación de amor, a todos los chicos y jóvenes que se cruzan en su camino y que necesitan de su ciencia y de su persona. Es como tener una gran familia”, aseguró.

“La vocación docente es una vocación de amor. Es la entrega del tiempo. La entrega de la vida. Y esto se va acumulando a través de muchos años en un crecimiento de amor a la vocación”, agregó.

LA VOCACIÓN DOCENTE Y SU RECONOCIMIENTO

Ojea lamentó, sin embargo, que “en nuestro país, no se reconoce del todo la vocación docente. No se la reconoce efectivamente” y afirmó, por igual, que “es verdad que nuestros institutos de capacitación docente no tienen tantos alumnos. Es como si la vocación misma se hubiera depreciado”.

En cambio, valoró la tenacidad y perseverancia de los docentes, además de su capacidad para “contener situaciones dificilísimas en nuestros chicos y en nuestros jóvenes” y su “plasticidad para poder ver situaciones nuevas, adaptarse a situaciones nuevas”.

“Hoy, el maestro, se tiene que alejar de los planteos formales para poder concentrarse en cada persona, en cada chico, en cada joven, para poder entender la problemática que traen, desde sus casas, desde sus faltas de afecto familiar, muchas veces. Desde la situación concreta de sus papás. Muchas veces al maestro le pedimos mucho. Y no puede darnos todo lo que le pedimos”, reconoció.

Por último, monseñor Ojea expresó que “nosotros como Iglesia, y siguiendo el Evangelio, tenemos que hacer un esfuerzo grande por volver a poner en su lugar la dignidad y el reconocimiento al valor y a la necesidad que tenemos del maestro. Del maestro integral, del maestro que pesque la realidad de cada alumno y del maestro que deje esa huella profunda en el corazón”.