Conmovedor banquete en SIC. Los hermanos Petersen homenajearon a mamá TATANA y compitieron por el postre

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21/7/2014. La entrega de esta semana en “El Banquete”, segunda temporada, que gana la pantalla de la señal ElGourmet, regaló un tributo a la mamá de los cocineros que dan vida al programa: la querible “Tatana” Castro Videla, un pedazo de historia de San Isidro. Como de costumbre, en el tradicional manduque al aire libre que preparan los chef Roberto y Christian Petersen no faltaron recocidas glorias de rugby como el eterno Eliseo “Chapa” Branca o el hoy periodista Nicanor González del Solar por el CASI o los siquenses, Diego Albanese y Javier Pérez Cobo´. Hubo invitados especialediego albanese 1s como Gustavo Mangisch, hoy rector de la Universidad de San Isidro que supo estar al frente del Grupo Educativo Marín, Hugo Velázquez, una institución en Al Buen Cappelletti, la los-a_70K3S2nDlpxLw4hUomA9qzWbaTjJEGcaracterística casa de pastas de la calle Cosme Beccar; directivos del Colegio Pillgrims, donde cursó Christian, el pastelero Osvaldo Gross y hasta el bueno de Poli Soulás. Todos ellos reunidos en una interminable mesa tendida en plena cancha uno de La Zanja.

 

 

Se trataba de homenajear a la precursora de Los Petersen Cocineros, aquella mujer que con mucha paciencia y cariño supo atender a cientos de chicosy familias detrás de la mesada del bar del San Isidro Club: Susana Castro Videla, también conocida simplemente como “Tatana”.  Así que Roberto y Christian, segunda generación de cocineros,  prepararon una celebración a todo trapo, servida bada menos que en la cancha principal del club de Boulogne, que como para muchos fue su segundo hogar.  

 

 

Una vez más los muchachos recurrieron a los mejores productos, recorrieron los puestos del Mercado de Frutas y Verduras de Beccar y dejaron al espertiz de la puntillosa Maggie Smart todos los detalles de la organización.

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Lo cierto es que een el Marin1l gusto de los hermanos Roberto y Christian Petersen -incluido Lucas– por la cocina les viene de familia. Su madre Tatana, tras 20 años de trabajo en la Municipalidad de San Isidro le pidió a su marido que le regalara un pequeño restaurante. El señor Petersen cumplió, pero al poco tiempo murió y Tatana tuvo que hacerse cargo de la crianza de tres hijos chicos. Entonces empezó a cocinar para casamientos, y tomó la concesión del comedor del Colegio Marín tras una charla con su amigo el padre Manuel “Manucho” Montes, por entonces director del instituto de Beccar. Más tarde llegarían el Club 300, el comedor del S.I.C. club en el cual supo integrar el primer equipo de hockey y luego el del Náutico  San Isidro.Los Petersen- 1

 

 

DE TAL PALO, TALES ASTILLAS

 

 
De esta manera, los  Petersen crecieron rodeados de mucha gastronomía y, casi sin querer, empezaron a sumarse a la actividad de su madre. Salían del colegio, pasaban por el supermercado para comprar los ingredientes que Tatana necesitaba y se iban al trabajo de ella para organizar el servicio. Christian, el del medio, fue el primero en meterse de lleno en el negocio, cuando tuvo que cubrir a Tatana en un evento muy grande en el Colegio Marín, porque ella estaba con flebitis. Tenía unos 17 años. Luego se sumaría Roberto, que en ese entonces estudiaba Bioquímica, y finalmente Lucas, hoy apodado “el asador de la familia”. Los tres son parte hoy de la empresa Los Petersen Cocineros, junto con la incansable Tatana, con la que sueñan tener un pequeño restaurante y cocinar los cuatro juntos. Parte de estos recuerdos de los comienzos fueron develados por Mangish, en la entrega de El Banquete II de esta semana

 

 

Todo ese mundo, esos conocimientos adquiridos y ese especial amor por la buena cocina que cultivaron junto a los sabios concejos de Tatana que atendió a familias enteras de San Isidro, afloran en cada entrega de El Banquete II, donde los conductores apuestan por la cocina al aire libre de calidad y bien nuestra. En cada rincón de la ciudad o del campo que eligen para realizar sus entregas aprovechan los mejores productos, arman la mesa, cocinan e invitan a compartir sus platos a los lugareños, dando vida a un clima de camaradería similar a los vividos en los terceros tiempos del rugby.

 

TERCER TIEMPO GOURMET
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Con presentación micrófono en mano a cargo del fogueado Nicanor y hasta un kick de apertura de Dieguito Albanese, los comensales se aprestaron a poblar la extensa mesa tendida en el SIC donde paladearon verdaderas exquisiteces. Unos deliciosos langostinos preparados por Christian fueron el primer plato y un solomillo de cerdo a la chapa fue la elección de Roberto. A la hora del postre hubo competencia de saberes: Roberto convocó a su amigo el pastelero Osvaldo Gross para un tentador chocolate con macarons y Christian apostó por un colchon de frutas con helado. Los aplausos dieron por ganador al dúo de pasteleros aunque en realidad fue la excusa para compartir un momento

único e irrepetible en el que se le rindió un conmovedor tributo a mamá Tatana, una mujer que es historia viva de San Isidro.

 

 

“Para nosotros lo más divertido de estos encuentros es reunirnos con amigos, disfrutar de cada lugar y de un día espléndido. No sé cuantas veces han comido en una mesa gigante”, soltó Roberto quien calculó un menú para 150 comensales.

 

 

El hombre devela que es un placer trabajar con su hermano. “Cada uno respeta al otro. Cada vez que nos juntamos, nos potenciamos, nos llevamos mejor, surgen nuevas ideas, somos creativos, así que siempre es un lujo participar de estos encuentros”, graficó.

 

Y tanto Christian como Roberto que alumbraron el ciclo luego de una reunión de producción en el canal ElGourmet en la que soñaron con una puesta semanal itinerante pueblo por pueblo  –“La idea inicial era ir de ciudad en ciudad, que los invitados pudieran probar nuestra comida y nosotros aprovecháramos a conocer los lugares, la gente”, confían-, cuentan aquello que más los conmueve tras cada entrega: “Siempre nos sorprendemos de la calidad humana que hay”, coinciden.

 

 

Por lo demás panes caseros, un exquisito vino y un excelente clima de camaradería coronaron una maravillosa tarde, ahí nomás de la Panamericana, donde los invitados no sólo disfrutaron de una excelente comida en un lugar pródigo en verde, sino que recordaron las bondades del San Isidro de ayer y de hoy y bellezas de un pueblo único que ha sabido hacer un culto de sus tradiciones y costumbres.

 

El programa cuenta con repeticiones durante la semana el sábado a las 10, el domingo a las 18, lunes a la 1, 8 y 23, martes a las 3 y 13 y miércoles a las 16.30.