Monseñor Ojea encabezó una emotiva misa por el primer ANIVERSARIO DEL PAPADO DE FRANCISCO

 

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20/3/2014. Tal como adelantáramos en este site, ayer por la tarde ante una Catedral sanisidrense colmada de fieles, tuvo lugar en la Misa en Acción de Gracias por el 1º aniversario del Pontificado del Papa Francisco. El oficio religioso estuvo presidido por el Obispo diocesano, Mons. Oscar Ojea y fue concelebrado por no pocos sacerdotes, entre ellos el párroco, Mons Pedro Oeyen. En uno de los tramos más salientes de la homilía Ojea recordó que el Papa Francisco inició su servicio a la iglesia en el día de San José y a l rato el pastor de la grey sanisidrense expresó: “Y el papa, me consta, es tan devoto de San José, comienza su pontificado hablándoles a los jóvenes de la Catedral de Buenos Aires, un poquitito antes de asumir, diciéndoles lo que acabamos de escuchar hace un ratito “cuídlecturaense unos a otros” “cuiden la vida” “cuiden al otro” “cuiden a los ancianos” “cuídense””. Y en esa inteligencia observó que el Santo Padre hizo que en este primer año la Iglesia rejuveneciera en misericordia, en vocación misionera y en trabajo privilegiando la opción por los más pobres. En la previa a la misa se difundió un emotivo video de al tarea de Francisco plagado de ideas fuerza. Sin dudas, la cantidad de feligreses que movilizó el oficio religioso constituyen una muestra inequívoca del respaldo que la grey católica le ha dado desde el primer momento al Sumo Pontífice.

 

 

 

 homilia

 

 

 

En su Homilía, tras la lectura del Evangelio, Monseñor Ojea expresó: “Queridos hermanos de la Diócesis, muchos de los cuales nos están escuchando por radio, por nuestras radios diocesanas, quiso la providencia que el Papa Francisco iniciara su servicio a la iglesia en este día de San José, día en que también cumple años de ordenación episcopal mi predecesor y amigo, Mons. Jorge Casaretto. Les pido un recuerdo especial para él en esta Eucaristía.

 

 

 

“San José tuvo tres misiones y aparecen claras en el Evangelio. Las tres las cumplió con un silencio admirable, con una fidelidad impresionante y con una fe única. Cuidar a María, cuidar a Jesús, cuidar al niño y cuidar la intimidad de la sagrada familia.

 

 

 

“José cuidó a María y de alguna manera para los cristianos católicos, María es signo de la iglesia, María es el arquetipo de la iglesia madre. Entonces podemos decir, él es patrono de la iglesia universal, San José. Por este motivo es el que cuida a la iglesia. Y el papa, me consta, es tan devoto de San José, comienza su pontificado hablándoles a los jóvenes de la catedral de Buenos Aires, un poquitito antes de asumir, diciéndoles lo que acabamos de escuchar hace un ratito “cuídense unos a otros” “cuiden la vida” “cuiden al otro” “cuiden a los ancianos” “cuídense”

 

 

 

“Un padre cuida, fundamentalmente. Cuida, acompaña. Está con la mirada puesta en aquél con quien camina. Y en ese cuidar a la iglesia, yo diría que el santo padre, en este año, ha querido que el rostro de la iglesia rejuveneciera. Y la iglesia rejuvenece por la misericordia. Cuando la iglesia ejercita la misericordia que ha sido depositada en ella por el Señor. Cuando la iglesia recibe la misericordia y trata de extenderla a los demás. Cuando la iglesia quiere ser de puertas abiertas. Cuando la iglesia no quiere excluir a nadie, sabiendo que todos son llamados, que cada uno tiene una  misión en la vida, va a decir en su carta “cada uno es una misión”. Cuando la iglesia experimenta ese sentirse pobre, perdonada, aceptada y desde ese lugar quiere extender la misericordia de Dios. Entonces,  la iglesia rejuvenece porque la iglesia recurre a su fuente de donde nace la iglesia, de ese corazón misericordioso de Jesús abierto en la cruz, para nosotros.

 

 

 

“Yo creo que en este tiempo Francisco, el Papa, ha insistido muchísimo en este rostro misericordioso de la iglesia. Él no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón.

 

 

“La iglesia rejuvenece, volvemos al rostro de la iglesia, cuidada por San José y por Francisco.

 

 

 

“La iglesia rejuvenece cuando redescubre su vocación misionera, cuando redescubre que tiene que salir de sí misma, cuando pierde el miedo de salir y ofrecer el bautismo, ofrecer con las puertas abiertas la gracia de la salvación, cuando la iglesia pierde el miedo de encerrarse en un pequeño grupo, encerrarse entre cuatro paredes y se enferma, diría el Papa.

 

 

“Con algún accidente la iglesia rejuvenece cuando sale, cuando se arriesga, cuando se expone, cuando busca, cuando trabaja.

 

 

“El Papa es un trabajador. Yo he sido testigo del Papa en Buenos aires. El Papa se levanta a las cuatro de la mañana, tiene su tiempo de oración largo. Comienza el día seis y media, siete, y en la jornada, aquí en Buenos aires, era continuamente y constantemente volcado a la atención de las personas.

 

 

“Ese es el Jorge Bergoglio que yo conocí como arzobispo de Buenos Aires y en este sentido sigue siendo el mismo trabajador incansable al servicio de los demás. Es misionero porque trabaja. Quiere una iglesia misionera porque quiere una iglesia que trabaje en serio.

 

Ha cuidado esta iglesia, misericordiosa y misionera, así la ha querido él, y ha cuidado a un Jesús pobre. Esto de identificar inmediatamente el rostro de Jesús con el rostro del pobre, es tan evangélico :“cómo quisiera una iglesia pobre para los pobres”.

 

 

 

“La iglesia pobre que quiere el Papa es la iglesia despojada, es la iglesia entregada, es la iglesia que ama, es la iglesia que vive las bienaventuranzas evangélicas, la primera de las cuales es la pobreza. “Bienaventurados los pobres porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos”.

 

 

“Esto de buscar este perfil que nos hace parecidos a Jesús, más parecidos a Jesús, por allí quiso caminar Jesús.

 

 

“En el Papa Francisco hay un volver a esta fuente. Fuente de misericordia, fuente misionera, fuente que es la pobreza, pero una pobreza para estar cerca de la miseria humana, sin tenerle ni miedo ni asco.

 

 

“En al carta de Cuaresma lo va a decir con claridad, a la miseria material, a la miseria moral y a la miseria espiritual. Cualquier miseria humana, de la cual no somos ajenos. Desde la pobreza evangélica el cristiano se acerca, se acerca y allí toca el cuerpo de Cristo, la carne de Cristo, como el Buen Samaritano que se baja de la cabalgadura para ponerse en el nivel de aquel hombre caído, asaltado por los ladrones.

 

 

“La Iglesia que se acerca porque se sabe pobre, porque se sabe mirada por la misericordia de Dios. Entonces puede acercarse y ofrecer lo mejor que puede ofrecer, el Evangelio. Y desde ese lugar aliviar el dolor de tantos hermanos.

 

Francisco ha predicado esto no solo con su palabra, ha dicho últimamente que quiere que se lea su exhortación apostólica,  La Alegría del Evangelio. Que quiere que el pueblo entre en contacto directamente con el texto, que es un texto simple, de tono pastoral, que se puede trabajar perfectamente en las comunidades, que abre caminos. Pero no solamente el Papa ha querido reflejar esta iglesia misericordiosa, misionera, pobre para los pobres, no solamente lo ha dicho de palabra sino que lo ha expresado con gestos, y estos gestos nos han llegado al corazón.

 

 

“Estos gestos, este continuo estar con los niños, tocar a los enfermos. Este continuo querer estar cerca de su pueblo. Este continuo contestar cartas, hablar por teléfono, este no perder la relación personal, siendo al mismo tiempo aquel que es el pastor de la iglesia universal. No pierde la relación y el vínculo personal. Esto es tan importante en el Papa y ha impactado tanto a muchísimos hermanos, sean católicos o no.

 

 

“El Papa ha querido a través del gesto de ir a Lampedusa y poner delante de nuestra mirada lo que significa los miles y miles de inmigrantes africanos que quieren entrar en la vieja Europa y sucumben antes de entrar. Y cómo ha querido inmediatamente ponerse al lado de ellos. Todos tienen que tener lugar en nuestro mundo, no hay sobrantes ni excluidos, no los debería haber.

 

El Papa nuestro, que ha predicado con sus gestos y con sus palabras nos pide especialmente, en este día de San José, que ha sabido cuidar a la iglesia, que ha sabido cuidar al niño dios, y que ha sabido cuidar las intimidades de la sagrada familia. Cuántas cosas de Jesús nosotros no sabemos y de María, conocidas por José, calladas por José, porque no han sido transmitidas por él, adquieren en su corazón silencioso un valor contemplativo, inmenso.

 

 

“El Papa quiere que en este día lo encomendemos especialmente. Nosotros lo hacemos desde aquí, poniendo nuestro corazón, nuestro agradecimiento por tantas cosas, pero sobre todo comprometiéndonos a responder a aquellas cosas que el Papa va suscitando en nosotros y en su iglesia para poder reflejar en esta iglesia particular, de San Isidro,  esa primavera, esa renovación, que en este año, en poco tiempo, el Papa Francisco ha propuesto para todos nosotros.

 

Que el Señor así nos lo conceda por la poderosa intercesión de San José, patrono de la iglesia universal.”+