El pastor de la Diócesis y su mensaje por la fiesta de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos. Ojea habló de “Los amigos de Dios”

 

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1/11/13. El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, dirigió una carta a la comunidad diocesana con motivo de la fiesta de Todos los Santos, que la Iglesia celebra hoy 1º de Noviembre. Dijo que ellos son “los amigos de Dios”, personas que transitaron la vida distinguiéndose por hacer posible el Evangelio en la vida cotidiana. Recordó el sentido de la conmemoración de los Fieles Difuntos y valoró los gestos de visita a las tumbas de las personas difuntas, el recuerdo y la oración que se eleva en sufragio de esas almas.

 

 

El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, dirigió una carta a la comunidad diocesana con motivo de la celebración de Todos los Santos, que la Iglesia conmemora hoy viernes 1º de Noviembre. Dijo que ellos son “los amigos de Dios”, personas que transitaron la vida distinguiéndose por hacer posible el Evangelio en la vida cotidiana. Y también recordó el sentido de la conmemoración de los Fieles Difuntos.

 

 

Monseñor Ojea insistió en que el evangelio puede vivirse “concretamente, sin ser un anormal”, llevando a la persona hacia la santidad y la unión profunda con Jesucristo. Catalogó a los santos como “compañeros de camino”, que esperan y estimulan desde el Cielo con la oración.

 

 

“Ellos hacen fuerza para que nosotros podamos caminar en comunión y caminar en esperanza –dijo-, para que podamos caminar profundamente la caridad tomando su ejemplo y animados por esa muchedumbre de hermanos nuestros que están más cerquita de Jesús. Podemos sentirnos fortalecidos, sostenidos, acompañados cuando tenemos presente su intercesión, su oración por nosotros, cuando tenemos presente el ejemplo de sus vidas”.

 

 

Monseñor Ojea recordó también que al día siguiente, 2 de Noviembre, se conmemora a todos los seres que han partido hacia la Casa del Padre y tienen un lugar especial en el corazón de los fieles. “La Iglesia destina ese día para honrarlos, para decirnos a nosotros mismos cuánto bien nos han dejado, han compartido un trecho de nuestra vida y en ese trecho nos han dejado muchas cosas”, explicó.

 

 

El obispo valoró los gestos de visita a las tumbas de las personas difuntas, el recuerdo y la oración que se eleva por esas almas. “La oración por las benditas almas del purgatorio, por las almas que esperan todavía ver a Dios, la oración por esos hermanos que han partido nos hace muchísimo bien y, al mismo tiempo, ellos también nos ayudan enormemente en el camino que tenemos delante con su recuerdo y con aquello que nos dejaron dentro nuestro”, destacó.