Festival parecido a otros, pero diferente. Cine y Música en San Isidro: ESA ESPECIE DE MAGIA que estimula la imaginación

18/11/12. Este sábado 17 despuntó en los jardines del Museo Pueyrredon una nueva edición del Festival de Cine y Música en San Isidro con la proyección del film “¡Qué viva México!”, una obra maestra de Sergei Eisenstein que refleja la devoción por la Virgen de Guadalupe, el rito a los muertos y conjuga un viaje entre el pasado y el presente (de entonces) del país azteca pero, a la vez, también del subcontinente latinoamericano. El film del director soviético fue musicalizado por los Soneros del Calamaní que contaron con la participación de la cantante Lidia Borda como invitada. Pero a su vez, en la sala de exhibición temporaria del Pueyrredon, abrió sus puertas la muestra fotográfica de la artista plástica mexicana Alinka Echeverría y se exhibió “El altar de los Muertos”. Al cóctel inaugural no faltó el Embajador de México, Francisco del Río, su agregado cultural, Ricardo Calderón y no pocos representantes del mundo de la cultura, el arte y la música local. Las anfitrionas, Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria de Cultura y Comunicación de San Isidro y  Marcela Cassinelli, presidenta de la Fundación Cinemateca Argentina, agradecieron el apoyo de los sponsors y destacaron que en la selección de la filmografía siempre buscaron que se trate de algo novedoso, un rescate, una puesta en valor de alguna película olvidada o desconocida y que los largometrajes apelen a diferentes géneros. “Esta quinta edición es consagratoria de un buen hábito que hemos logrado los sanisidrenses –expresó Jaureguiberry-. Es un festival parecido a muchos, pero completamente diferente, que se proyecta en escenarios llenos de magia e historia. Buscamos que todo sea amigable, comunitario y compartir su belleza, para encontrarnos en el cine como se hacía antes, eso que un poco se ha perdido con tanta computadora”. Cassinelli, en tanto, contó el particular vínculo que unió al cineasta y a la escritora sanisidrense Victoria Ocampo y dio pistas de un film que no fue. Un relato imperdible como el detalle de todo lo que está ocurriendo y ocurre en este ciclo dedicado a los clásicos del cine mudo más una peli contemporánea. Con entrada libre y gratuita el Festival es una experiencia para los sentidos que como bien dice Jaureguiberry “el público aguarda con mucho interés sencillamente por saber que le suceden experiencias que no vive en otros ámbitos”.

 

Las imágenes en blanco y negro sensibilizan, conmueven, El cine tiene esa magia de llevar a otros mundos, permite espiar otras realidades, otras culturas, tan cercanas o lejanas como la nuestra. La música –por cierto- suele ser el complemento ideal en esa alquimia perfecta, ayuda a distender, a involucrarse aún más y quedar abstraído por completo con lo que sucede en la pantalla.

El Festival de Cine y Música en San Isidro tiene ese imán y es uno de los más aguardados por los cinéfilos en estas latitudes. “El objetivo es generar un evento cultural único (no existe otro de este tipo en la Argentina) y que sea una experiencia total; la película, la música que se compone especialmente para la ocasión y el encanto de las locaciones que son los espacios más emblemáticos del casco histórico de San Isidro. Por otro lado, éste es un festival accesible para todo público y amigable porque programa para distintas edades con diferentes opciones”, describe la titular de Cultura y Comunicación de la Municipalidad de San Isidro, Eleonora Jaureguiberry al tiempo que invita a vivir siete noches a pleno donde se presentan todos los géneros. “Hay terror, humor, historias de amor, otras dedicadas al mundo infantil; en fin, hay que dejarse seducir y venir con otros”, propone.

LA MAGIA DE LA MÚSICA Y LA IMAGEN POR LAS PALABRAS. Bajo el cielo de una noche espléndida, arrancó el sábado último este Festival que es una experiencia distinta para la época, ganada por los efectos, especiales, las play y las películas 3D. Un venero de tecnología que cada vez nos da las cosas más resueltas, totalmente elaboradas, sin ayudarnos a pensar, a hilvanar nuestras propias historias. El cine mudo tiene su encanto y el especial clima que se logra musicalizando las escenas para que el público experimente la catarsis, nos remite al cine puro en su máxima expresión.

 

Esos son los secretos de este Festival que ya va por su quinta edición. Organizado y producido conjuntamente por la Municipalidad de San Isidro y la Fundación Cinemateca Argentina del 17 al 23 de Noviembre se lleva a cabo al aire libre, en jardines, plazas y espacios emblemáticos de San Isidro. El  Museo Pueyrredon, la Catedral de San Isidro, la Plaza Mitre, los cines Sunstar del Tren de la Costa, son los escenarios donde confluyen celuloide y música.

El cine acerca, permite conocer otras culturas, tan parecidas o distantes a las nuestras pero que a veces comparten un origen común. “El cine ayuda a que nos conozcamos, a que sepan cómo piensa un país, cuáles son sus tradiciones, de qué trata su cultura y a que se acerquen a visitarnos –desgrana ante la cámara de CONtinta NORTE, el Embajador de México, Francisco del Río-.  Aquí estamos viendo en este Festival una exposición fotográfica de algo que es muy nuestro, que es el culto a Ntra Señora de Guadalupe y es fiel reflejo de nuestra cultura”, dice. Y al rato explica que en Argentina sería asimilable con la devoción por la Virgen de Luján. “San Isidro es muy parecido a San Angel, en México, por sus distancias, su geografía. Esta casa con su patio centenario y su aljibe es muy similar a las construcciones coloniales de ese pueblito mexicano”, cuenta el ilustre visitante fascinado con la arquitectura del Museo Pueyrredon al recorrer sus distintas salas.

Luego del cóctel que convocó en el patio a no pocos invitados y de la instalación que puede visitarse en el Museo mientras dure el ciclo, en el jardín del Pueyrredon se proyectó “¡Que viva México!”, de Serguei Eisenstein. La presidenta de la Fundación Cinemateca Argentina, Marcela Cassinelli contó la particular historia que vinculó al cineasta soviético con la icónica escritora sanisidrense Victoria Ocampo. Este largometraje incluye un prólogo sobre el México prehispánico y un epílogo con imágenes del Día de los Muertos. Cassinelli siempre quiere que en el festival haya algo referido a la Argentina o a América latina. “En cierta manera, este film tiene un vínculo con la Argentina a través de Victoria Ocampo, que conoció y frecuentó a Eisenstein. Ella quería que Eisenstein hiciera el gran documental sobre la Argentina. Y se comprometió a conseguir financiación, pero no lo logró. Entonces, él es invitado a Hollywood, toma contacto con el escritor Sinclair y decide ir a México para hacer este documental”, relata la programadora. Y se pregunta: “¿Qué habría pasado en la historia de nuestro cine si Eisenstein hubiera hecho ¡Que viva la Argentina!?”.

“Es un festival que se parece a muchos, pero completamente diferente – interviene Jaureguiberry- Esperamos que la gente que no conoce el cine mudo se fascine con él y que la música apele a despertar los sentidos. Es un paseo por estilos muy variados cinematográficos y musicales”. La subsecretaria agradeció el apoyo de la Embajada de México, el respaldo de los sponsors, de María Laura Lusini Monti, encargada de las puestas y a un equipo de trabajo que esa noche montó nada menos que cuatro eventos. “Hacer un Festival es más complejo de lo que se cree –soltó- pero estamos convencidos que productos de esta jerarquía nos van a trascender”, confió.

“Que se repita”, fue el susurro calcado entre la platea que asistió esa noche inaugural al Pueyrrredon para compartir un escenario inigualable, tan nuestro. Entre la nutrida concurrencia, asistieron los concejales Carlos Castellano con su señora y Jorge Alvarez, cinéfilos ellos y tal vez alguno músico también. Compartieron todos una atractiva y amable experiencia estética en la que además de la obra de Eisenstein, consagrados artistas regalaron su trabajo a un público que quedó maravillado.

COMO SIGUIÓ Y SEGUIRÁ. El domingo a las 21, en el mismo sitio, se proyectó “La viuda alegre”, de Erich von Stroheim, con música de la orquesta dirigida por Francisco Varela. El director austríaco estrenó este film en 1925. “Nos pareció que el género romántico con la combinación de los valses era muy atractiva para el público argentino. Y también buscamos rescatar a su protagonista, John Gilbert, que fue, en su momento, el galán romántico, cuya carrera terminó con el fin del cine mudo, ya que fue una de las víctimas del cine sonoro”, comenta Cassinelli.

EN TIEMPOS DE CREPÚSCULO, NOSFERATU Y LA VIGENCIA DE LOS VAMPIROS. Este lunes, a las 21, el lugar de proyección será en el exterior de la Catedral de San Isidro. Y en este caso, la propuesta es un clásico del cine mudo de terror: “Nosferatu”, de Friedrich Murnau. La intención de este gran cineasta alemán, según cuentan los historiadores, era realizar una adaptación de Drácula, la novela del escritor irlandés Bram Stoker, pero el estudio que lo producía no consiguió los derechos. Sin embargo, el film tiene similitudes con ese texto literario. A tal punto que la viuda del escritor presentó una demanda a través de la cual exigió derechos de autor. “Nosferatu cumple 90 años en 2012 y corrobora la vigencia que tienen todavía los vampiros. Nos pareció que era un merecido homenaje. Además es una obra que es conocida de nombre, pero no fue tan vista por el público”, dice Cassinelli y remite junto a Jaurguiberry al auge que por estos días tiene la saga “Crepúsculo

El martes a las 21 se proyectará “Sangre y arena”, dirigida por Fred Niblo, en la Plaza Mitre. Basado en la novela homónima de Vicente Blasco Ibáñez, este largometraje se estrenó en 1922 y fue muy requerido por la industria de Hollywood, ya que se hicieron dos remakes en 1941 y en 1989. Protagonizada por Rodolfo Valentino, Sangre y arena “plantea un triángulo amoroso con la figura del latin lover”. “Si bien está hecha en Hollywood, es como el inicio de las películas que tienen corridas de toros, con la figura del matador en doble sentido”, explica Cassinelli. El miércoles 21, en tanto, será el momento de la película contemporánea, ya que se exhibirá “El artista”, del francés Michel Hazanavicius, ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera en la edición 2012 de los galardones que otorga la Academia de Hollywood. “Siendo una película muda hecha en 2011, reivindica el género y la vigencia y la actualidad que tiene el cine mudo”, entiende Cassinelli. Es la única que se proyectará en una sala (Cine Sunstar del Tren de la Costa) porque tiene música propia.

Nuevamente con la Plaza Mitre como escenario, el jueves 22 será el turno de “El hombre mosca”, co-dirigida por Fred Newmeyer y Sam Taylor y con Harold Lloyd como protagonista. La musicalización correrá por cuenta del talentoso Nicolás Posse, un  sanisidrense que regalará las mejores notas de su piano.  “Me pareció importantísimo incorporar al tercer genio cómico del cine mudo, después de Chaplin y Buster Keaton”, explica Cassinelli, quien considera que Lloyd “está injustamente olvidado”. El argumento “marca el inicio de un personaje que después se va a seguir desarrollando en la cinematografía, que es el galán romántico, al que nada le sale bien, es medio torpe, las cosas no se le dan, pero todo termina bien”.

El Festival de Cine y Música de San Isidro cerrará el viernes 23 a las 21 con la proyección de “Nuestra hospitalidad”, otra obra maestra de Buster Keaton, en los jardines del Museo Pueyrredón. “Es algo así como una Romeo y Julieta moderna”, concluye Cassinelli.