MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS de las Damas Rosadas. Los ángeles de los hospitales celebran por partida doble. LA VIDA COLOR DE ROSA

3/10/12. Algunas trabajan hasta 12 horas diarias asistiendo a los enfermos y no piden ninguna retribución. Lo hacen por amor. Hoy –miércoles 3, a las 19 hs.- en la Catedral de San Isidro tendrá lugar la misa de ordenación del Servicio de Voluntarias Damas Rosadas y el venidero jueves 11, se llevará a cabo la gala solidaria de las Rosadas en el Teatro Avenida, de Capital con la actuación de La Camerana Bariloche.

El oficio religioso se realizará este miércoles 3 de Octubre, a las 19, en la Catedral de San Isidro, sita en Av. del Libertador y Monseñor Menini.

En dicha ceremonia, además, serán consagradas las nuevas voluntarias de la entidad que preside Lidia Ana Díaz. En la oportunidad, además se congregarán todas las filiales de la institución para, juntas, renovar su compromiso solidario.

LA MANO TENDIDA

Tienen entre 20 y 70 años. Algunas son profesoras o psicólogas sociales, otras amas de casa, las más jóvenes estudiantes de carreras universitarias. Pero cuando atraviesan la puerta del Hospital y se calzan el guardapolvo rosado, sonríen con idéntica satisfacción y se mueven bajo la misma consigna: ayudar y ofrecer siempre la mano tendida a quien la necesite.

Son mujeres que dejan sus ocupaciones diarias para formar parte del equipo de voluntarias que desde, hace más de 50 años trabaja no sólo en el Hospital Materno Infantil y el Central de San Isidro, sino también en la Maternidad Sardá, el Hospital Rivadavia y el Hogar Marín.

Contrariamente a lo que algunos pueden llegar a imaginar, este grupo de laboriosas mujeres siempre solícitas que trabaja ad honorem en los hospitales, no está integrado por señoras aburridas de su hogar, ni atacadas por el síndrome del “nido vacío”, ni viudas desconsoladas, ni seres hartos de nadar en la abundancia en busca de nuevas emociones a través de la caridad. “Aquí no hay mujeres aburridas de su casa o que lo desatiendan –solía decir la siempre activa Eloísa Collardín Mihura de Casal, la recordada fundadora del Servicio de Voluntarias “Damas Rosadas” -. La primera obligación que impongo a mis ‘amorosas’ es que cumplan primero con su hogar, su marido y sus hijos y después con la obra. Muchas deben hacer verdaderos esfuerzos para llegar con todo, con eficiencia y por ello tardan un poco más en alcanzar los galardones que se le otorgan en su carrera como voluntaria hasta lograr el máximo que es un trébol morado, cuando llevan cumplidas 5000 horas de labor”, supo desgranar ante el semanario decano del periodismo zonal, Costa Norte la infatigable Eloisa.

De esas 42 personas que en 1959 iniciaron esta tarea pergeñada por Eloisa Casal junto a Raquel Ottolengui y apoyada por el entonces intendente Melchor Posse, hoy la entidad presidida por Lidia Díaz cuenta con unas 500 voluntarias, que realizan infinidad de actos de afecto y comprensión para con los enfermos desde afeitarlos, cortarles las uñas, consolar al que sufre, alcanzarles un medicamento, ayudar al que está solo a punto de morir, conseguir un turno, guiar al perdido por los pasillos del hospital y también ¿por qué no?, asear elementos asistenciales, abrir una puerta, reparar un mueble o hacer un café.

Para ellas, la solidaridad es algo de todos los días y por la que no piden retribución. A su paso, las mamás y los papás de los pequeños pacientes las saludan casi con veneración: “¡Dios bendiga la tarea que hacen!”, les dicen. Es que ellas colaboran cuando hay que trasladar de cama a los enfermos, cuando una mamá primeriza necesita ayuda para cambiar pañales o dar la mamadera, cuando alguien necesita una oreja para apaciguar momentos difíciles o simplemente cuando hay que hacer trámites administrativos o atender teléfonos.

“La función de ellas no toca para nada la parte profesional que realiza una enfermera –supo confiarle a este medio Adolfo Casal, hijo de la fundadora-. Son complemento ideal de médicos y enfermeras en todos los lugares donde se desempeñan, porque cuando llega una persona totalmente entregada la bañan, la afeitan, le cortan el pelo, le festejan el cumpleaños con una torta con velitas; eso en un hospital es una cosa impensada”, advierte.

Ciertamente, la tarea humanitaria que cumplen sirve de vínculo con el área asistencial, humanizando la profesión. “Ellas llevan las historias clínicas, donan las radiografías, tienen banco de remedios, hacen en laborterapia todos los barbijos que se usan en cirugía; es muy trascendente todo lo que realizan”, aseguran.

Algunas se quedan 3 o 4 horas por día. Otras, hasta 12, el tiempo que brinda cada una es lo de menos. Lo que cuenta, obviamente, es el afecto. Mil gracias ángeles rosados!