
Es, sin duda, la vuelta de un grande del hipismo local, a los concursos de mayor relieve, esos que dan la nota y a los que no se llega por casualidad, sino por el esfuerzo y tesón de sus asociados, los que pusieron lo mejor de sí en esa suerte de volver a empezar que planteó la mudanza.
Vale decir que en esos años ese lugar era a todas luces un bañado, con residuos químicos y restos de una fábrica de ladrillos, poco apto para cualquier tipo de actividad por lo que la entonces comisión directiva del CHN se abocó a la ciclópea tarea de sanear, rellenar y forestar el lugar. “Fueron tiempos de intenso trabajo y aporte económico de cada socio, sin descuidar por ello el deporte que nos aunaba: la equitación y la gran pasión que despierta en cada uno de nosotros el caballo” –evoca Nancy al tiempo que describe cómo de aquella tierra yerma y contaminada fue cobrando forma una institución modelo que recurrió a los saberes de un estudio botánico y arquitectónico para desarrollar un club hecho y derecho con pistas, tribunas, boxes, picadero, la confitería y el club house bajo la reparadora arboleda que hoy luce ese rincón de Beccar.
La comuna, además, se hizo cargo de la limpieza del sector contiguo a los circulares, mejoró con tosca la entrada y los accesos “anche” emplazó un camino peatonal para ingresar al predio. El presidente Jorge Pereyra junto a su señora se reunió días atrás con el Intendente y ajustaron los detalles para el pronto techado del circular cercano a los boxes. En fin tareas todas que tienen que ver con la rica historia de este viejo pero flamante centro hípico que en tan corto tiempo, aquilata un hecho trascendente: el año pasado con la autorización de la Federación Ecuestre Argentina (FEA) se celebró el primer concurso oficial de adiestramiento y muchos anhelan, en el corto tiempo, retomar los oficiales de salto. Logros todos que hacen a un gran salto en la jerarquía de un club con historia al que le tocó comenzar de cero, no lo amilanó el desafío ni el obstáculo sino que, por el contrario, lo encaró con la hidalguía de quien supo estar siempre a la altura de las circunstancias.