Últimos 300 studs se mudan al interior de la villa hípica. SAN ISIDRO y su Hipódromo, Ciudad dentro de otra Ciudad

 

9/9/11. No es aventurado decir que la historia de San Isidro y su Hipódromo, que cobija a la pista de césped más importante de Sudamérica, se retroalimentan y estimulan. En el predio que enmarcan las avenidas Santa Fe, Márquez, Unidad Nacional y Fleming, que conformaban otrora la llamada Quinta de Aguirre, todos los días se despliega singular actividad que da vida a un engranaje hípico al cual muchos vecinos desconocen y del que viven directa o indirectamente 500 mil personas. La industria del turf tan ligada a San Isidro es como dice su actual presidente, el sanisidrense Enrique Olivera, “ejemplo en Argentina y sinónimo de excelencia en el mundo”. Ha contribuido, por ejemplo, en los tiempos de la presidencia de Vázquez Mansilla a levantar el actual Hospital Central “Melchor Posse” y épocas más recientes ha sido el centro de la actividad social del partido, el lugar donde se celebraron los 300 años de San Isidro, donde se reúnen escolares, scouts y numerosas entidades que se dedican al bien público. Pero bien, desde la crisis de 2001 para acá no han sido pocas las cuestiones que intentaron impactar sobre el sector: desde el anunciado cierre de los hipódromos, al que se opusieron férreamente el Intendente Gustavo Posse y el presidente del Jockey de entonces, Alfredo Lalor, la oposición a la llegada de los slots hasta la deseada Ley del Turf, en tiempos de Bruno Quintana que le permitió al turf oxigenar sus arcas, mantener los premios y a través de ellos, salarios y unidades productivas, haras y finalmente poder programar una actividad en el tiempo. “Hoy el turf está unido, tiene un programa y una búsqueda –soltó ayer el Intendente Posse al participar del remate de potrillos de Haras Firmamento-. Hay un camino en el cual el municipio además de estar agradecido brinda su apoyo”. En ese encuentro celebrado en el Tattersall donde se  subastaron 50 caballos pour sang de carrera y en el que participaron importantes propietarios de Argentina y países Latinoamericanos el Dr. Posse planteó el inminente traslado de los últimos 300 studs al interior de la Villa Hípica para la cual el municipio en una primera etapa comprometió un tercio del financiamiento de los boxes en tanto el resto se realizará de manera conjunta entre el Jockey y la Intendencia. El jefe comunal aprovechó la oportunidad para felicitar a autoridades entrantes y salientes mientras que Enrique Olivera confió a CONtinta NORTE que lejos quedaron los tiempos de aquel promocionado megaestadio. “La Arena es el pasado, ese convenio fue rescindido. Por otro lado, los vecinos manifestaron su oposición ante la Municipalidad. No tiene sentido hablar de él porque es parte de la historia. Nuestra consigna en la elección ha sido la de favorecer un cambio pero en el que se respeten las tradiciones, no sólo las del club sino las de San Isidro. Por eso elaboraremos un plan estratégico para el Jockey que será armonizado con la municipalidad”, adelantó.

 

 

INDUSTRIA CON SELLO ARTESANAL. El movimiento comienza apenas despunta el alba, con sus primeras tenues luces. Es el momento en el cual un silencioso y significativo grupo de trabajadores, estimado en miles se vincula de uno u otro modo al colosal engranaje hípico que en el día de ayer mostró una de sus tantas caras durante el remate de potrillos en el Haras el Firmamento. Allí, el titular de esa casa, Juan Carlos Bagó ante la atenta mirada de nutrido auditorio explicó cómo esos estupendos ejemplares eran fruto del esfuerzo de mucha gente y fiel reflejo de una mano de obra de trabajo artesanal.

 

“Esta es una industria muy particular –describió– a la cual desgraciadamente muchísima gente no conoce. Aquí trabajan directa o indirectamente más de 500 mil personas. A los que tendrán la suerte de comprar un caballo en este remate seguramente les será difícil referenciar el esfuerzo que hay detrás de todo esto, cómo hace el propietario, el entrenador, el veterinario que los cuida, quienes alimentan a los ejemplares, los años que demanda una buena crianza”, explicó.

 

 

Por el ring de arena montado en el salón Tattersall desfilaban los pura sangre, mientras un verborrágico rematador desplegaba sus artes para que el lote resulte de lo más tentador. Medio centenar de ejemplares de excelente factura y porte ganaban la arena. En una de las mesas preferenciales ubicadas en el salón junto al titular del Haras, Juan Carlos Bagó se encontraban  el presidente de Comisión de Carreras, Raúl Nelson, el director técnico del Haras ,César Valle; además de presidente saliente del Jockey Club, Bruno Quintana, y el nuevo titular de la entidad, el sanisidrense Enrique Olivera.

 

A poco de llegar, Posse se fundió en calurosos abrazos con Quintana y Olivera “Es un honor estar aquí. Aprovecho para agradecer a las autoridades del Jockey Club que están culminando su mandato, el encabezado por Bruno Quintana. Y dar la bienvenida  al flamante presidente, mi amigo, Enrique Olivera. Los que se van son buenos y los que llegan serán mejores”, deslizó Posse al hacer uso de la palabra invitado por Bagó.

 

“Nos tocó una época difícil a poco de asumir la Intendencia con la crisis de 2001 cuando se querían cerrar los Hipódromos –memoró el Intendente-, la piloteé junto a Alfredo Lalor y pudimos salir adelante con el apoyo de todos los sectores profesionales, vareadores, propietarios, criadores. Más tarde, con el tiempo, logramos llegar a una ley de protección de esta actividad hípica”.

 

Esa cruzada que realizó el jefe comunal para defender una actividad de la que viven no pocas familias en los tiempos de Bruno Quintana y Eduardo Ferro le permitió al circo hípico sanisidrense que desistió de la instalación de los slots, más conocidos como tragamonedas, oxigenar sus arcas con el 2,5 % de la ganancia neta de todos los lugares que no eran casino, es decir los numerosos Bingos que funcionaban en la Provincia con los que competía en un pie de desigualdad. “Eso sirvió para sostener los premios, a través de ellos salarios y unidades productivas –historió Posse-. Hoy el turf está unido, tiene un programa y una búsqueda. Hay un camino en el cual el municipio además de estar agradecido brinda su apoyo”, expresó al tiempo que dio pistas sobre la previsibilidad y el desafió inmediato que se avecina. “Lo que sigue es la construcción de los siguientes 300 boxes, algo que creo que es importante tanto para el club como para el municipio”, indicó.

En una primera etapa, el municipio ya comprometió un tercio del financiamiento y el resto se realizará de manera conjunta entre el Jockey Club y la comuna. “Ningún stud quedará fuera de la Villa Hípica –detalló el Intendente ante la prensa- : ya está asegurada la construcción de los primeros 60 boxes de esos 300”, adelantó y dio cuenta que la zona de Lomas de Martínez será la más beneficiada con esta suerte de relocalización, pues tendrá un renovado impulso.

 

VILLA HIPICA Y POLO GASTRONÓMICO. Los memoriosos recordarán que buena parte del perfil de polo gastronómico que adquirió esa zona devino de la primera mudanza de los studs a la zona del Campo 1 del Hipódromo. Posse confió que guarda un especial afecto por la actividad, que en el día de ayer se había dado el gusto de pisar por primera vez un ring de remate, algo que pudo contemplar de chico junto a su padre, Melchor pero reveló que si bien hace 15 años decidió dejar de lado el bichito del turf para dedicarse enteramente a su actividad como intendente aún conserva la pasión. “No ya hace mucho desde que falleció mi papá me alejé un poco de la actividad. Debo confesar que hace más de 15 años tomé esa decisión porque entendí que para ser buen intendente debía hacerlo porque en Argentina se desarrolló una mala imagen en relación a los caballos de carrera”, relató.

 

Imagen que seguramente contrasta y no se compadece con las grandes sumas que se mueven tras los clubes de fútbol, la violencia de sus barra bravas, las transferencias, los representantes y que -sin embargo- han seducido a numerosos políticos hoy inmersos también en ese mundillo. “Es cierto en cada reunión reina la paz social, hay verde y si bien se realizan apuestas y existe movimiento de dinero, aquí no hay policías –dijo en tren de comparaciones-. Pero no puedo ser hipócrita, la gente me eligió como intendente. Al turf lo acompañaré desde otro lugar, porque en San Isidro tenemos vocación de seguir ayudando a esta industria. No se puede perder este pulmón de 350 hectáreas que moviliza una actividad comparable con la industria automotriz”, tiró.

 

 

EL HIPÓDROMO DESDE ADENTRO. Para tener una idea, además de criadores, vareadores, propietarios, veterinarios, studs, haras, transportistas que llevan y traen equinos, los días de reunión llegan al lugar cientos de personas para atender la infraestructura del espectáculo: puertas, boletería, sistema de iluminación, televisión y seguridad configuran una tarea que da de comer a numerosas familias.

 

De modo que ese emporio laboral se yergue como una ciudad dentro de otra, a la cual presta singular vida y un incalculable apoyo. Traer el gas al Hipódromo significó que el Jockey tuviera que construir una planta transformadora con sus recursos y que luego esta sirviera para atender las redes domiciliarias del barrio aledaño. Algo similar ocurrió con la luz, con su camino perimetral que hoy sirve de pista aeróbica a cientos de vecinos.

 

En definitiva el Jockey y su Hipódromo son, como vecinos, creadores de una de las mayores fuentes de trabajo de la zona, uno de los pulmones verdes más importantes de San Isidro y, como contribuyente, alguien que colaboró por caso en la construcción del Hospital Central. La municipalidad sabe de sus valores por eso decíamos al despuntar esta nota que no es aventurado decir que se se retroalimentan y estimulan.

 

Hoy tomó las riendas de la institución don Enrique Olivera, un sanisidrense de pura cepa, rugbier de CASI, multicampeón con la Academia, socio del Náutico, político de raza, banquero y como dice el propio Posse “una persona muy preparada, así que están dadas todas las condiciones para que todo salga muy bien”. “El turf representa una industria que es ejemplo en Argentina y es sinónimo de excelencia en el mundo”, destaca Olivera y a renglón seguido da cuenta que el proyecto de la Arena es parte del pasado.”Nuestra consigna en la elección ha sido la de favorecer un cambio pero en el que se respeten las tradiciones, no sólo las del club sino las de San Isidro. Por eso elaboraremos un plan estratégico para el Jockey que será armonizado con la municipalidad”, remata