Investigadores de la facultad de exactas. Cuidar el río con métodos científicos. El caso de Colony Park BAJO LA LUPA


31/7/11. A través de un proyecto de Extensión Universitaria de la UBA, un equipo interdisciplinario comenzó a monitorear los cambios que se producen a causa de los proyectos inmobiliarios en la zona. En esta nota de Susana Gallardo aparecida en la entrega dominical de Tiempo Argentino se da cuenta que los barrios privados que se están proyectando en la primera sección de las islas del Delta representan un riesgo para el frágil ecosistema del área. Han generado preocupación en los pobladores que viven del aprovechamiento del junco, un recurso que podría resultar amenazado

 

 

El Delta es un humedal, que se define como una zona de tierras planas, cuya superficie se inunda en forma intermitente, y constituye un hábitat importante para una gran variedad de seres vivos. Las plantas que allí crecen, denominadas hidrófitas, actúan como filtradores naturales del agua, gracias a la capacidad de sus tejidos de almacenarla y liberarla. Antiguamente los humedales eran drenados con el fin de aprovechar el terreno para la agricultura, pero hoy se los valora por las funciones que cumplen. En efecto, regulan los excesos y deficiencias hídricas, favorecen la mitigación de crecidas, en este caso por mareas y sudestadas, y por exceso de agua en el río Paraná, y la recarga y descarga del agua subterránea.

Precisamente, los emprendimientos inmobiliarios implican transformar los humedales en un sistema terrestre continental, mediante el relleno de tierras, o en un sistema lacustre, a través de la formación de lagunas y canales internos. De este modo, se altera la dinámica natural de la cuenca, pues se impide el libre escurrimiento de las aguas superficiales, y se inundan otras áreas del Delta. Así se acelera la escorrentía, las costas comienzan a desmoronarse y se modifica el curso natural de los ríos. 

Pero ¿cómo se pueden registrar los cambios? Es más, ¿cómo se sabe que se deben a la acción humana? Una manera es contar con una línea de base, es decir, una “foto” del ecosistema tal cual está ahora, antes de que siga avanzando el empuje inmobiliario. Se necesita recolectar datos acerca de diversos parámetros del ecosistema que pueden variar debido a la actividad antrópica. 

Ante esta urgente necesidad, los miembros del Foro de Recursos Naturales (RRNN), que trabajan desde 2006 en la Secretaría de Extensión Graduados y Bienestar (SEGB) de la FCEyN, en coordinación con el INTI convocaron a un conjunto de investigadores de disciplinas tan diversas como la biología, la química y la geología, entre otras. El objetivo fue presentarse a la convocatoria de los Proyectos de Extensión Universitaria de la UBA, denominados UBANEX Bicentenario, que cubren un aporte de hasta 30 mil pesos, según comenta el doctor Pablo Leal, investigador del Departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad y director del proyecto, que está codirigido por la doctora Gabriela Hermitte en carácter de representante del Foro de RRNN de la FCEyN, mientras que los doctores Fabio Kalesnik, Silvia Marcomini y Romina Pessagno, también codirectores del proyecto, dirigen cada uno un grupo de investigación en las áreas de biología, geología y química, respectivamente.

De aquí a un año, el objetivo es generar una base de datos que sea una línea de base preliminar de la zona. 

Con la información que se recabe, se podrán hacer reclamos en caso de que el ecosistema se altere debido a los emprendimientos. Si no se altera significativamente, por lo menos se podrán monitorear los cambios. 

Los geólogos relevarán la dinámica costera con el fin de evaluar la tasa de crecimiento y erosión de las islas. El ritmo natural con que crecen las islas puede verse alterado por los nuevos emprendimientos. “Puede que se efectúen dragados en zonas donde no deben hacerse, o se cambien los cursos de agua”, especifica Leal. También se analizarán los sedimentos, tanto aquellos que están en suspensión en el agua como los que se depositan en el lecho del río

Mediante técnicas de paleomagnetismo se va a analizar la anomalía magnética de ciertos sedimentos para determinar zonas donde haya aporte de hidrocarburos como consecuencia del aumento en el tránsito de embarcaciones.  Por su parte, los biólogos realizarán un relevamiento de la fauna y las especies vegetales, para detectar especies de valor ecológico (endémicas, categorizadas como “en peligro”, “amenazadas” o “vulnerables”), así como evaluar la distribución de las comunidades de plantas y la composición, riqueza y diversidad de las distintas especies. Y los químicos se ocuparán de analizar el agua, centrándose en algunos contaminantes considerados relevantes.

NI A FAVOR, NI EN CONTRA

 

Hay dos proyectos inmobiliarios en danza en la primera sección de islas del Delta, que es el ambiente más vulnerable de este ecosistema. Uno pertenece a la constructora Colony Park, y está ubicado en la primera isla del Delta más cercana a la ciudad de Buenos Aires (frente a San Fernando). Sobre él pesan graves querellas por “daño por estrago” y “usurpación” ante la Justicia Federal motorizadas por los isleños.

El segundo emprendimiento se emplaza en la misma zona, y se encuentra clausurado, debido a una auditoria motorizada por el Municipio de Tigre, que estableció que el emprendimiento carece de factibilidad aprobada. Existen muchos más emprendimientos proyectados en la zona.

La doctora Gabriela Hermitte aclara: “Nuestro trabajo debe ser objetivo, ni a favor ni en contra del emprendimiento inmobiliario. Vamos a relevar las variables que sean importantes para conser var ese ecosistema de manera sustentable.”

 

 

 

Fuente; Tiempo Argentino