REMO. El doble de plata entrenó en Tigre y ya piensa en Brasil y en una plaza olímpica

 

28/6/11. El invierno no frena las ganas ni el espíritu de los remeros argentinos. Es más, ilusionados y esperanzados con el reciente excelente resultado del doble argentino medallista en la última copa del Mundo, el equipo de la selección argentina se entrena aún en las más frías de las condiciones.

Tras volver de Alemania, con una medalla de plata colgada, Ariel Suárez concurrió enseguida a los entrenamientos en la Pista Nacional de remo de Tigre. Con un bronceado europeo y una gran sonrisa, Ariel saludò a cada uno de los remeros, les contó anécdotas de la gran final y compartió conocimientos nuevos recientemente adquiridos en Francia.

 

Embebido de conocimiento sobre la técnica que aplican los franceses al remar, Ariel tiene esperanzas de que el resto del equipo argentino pueda vivir la misma experiencia que vivieron ellos en aquel centro de alto rendimiento en la ciudad de Lyons.

 

Apenas pudo quedarse unos días en Buenos Aires, ya que Ariel junto a su compañero Cristian Rosso, ambos son remeros del club brasilero Vasco da Gama, y deberán competir el 2 y 3 de Julio en Rio de Janeiro. Correr en Rio, tras haberse enfrentado a los campeones del mundo, debe ser casi un paseo de placer a pocas cuadras de Copacabana.

 

De regreso a Buenos Aires volverán a partir a los pocos días rumbo a Europa, más exactamente la bellísima ciudad eslovena de Bled. El Mundial de Remo de este año otorga plazas olímpicas, sueño de todo remero amateur. Un sueño que está muy cerca de concretarse.

 

No será una competencia fácil, ya que todos los países del mundo se preparan exclusivamente para llegar en óptimas condiciones a este evento. A los campeones del mundo de nueva Zelanda que arribaron tres segundos delante de ellos, se les sumarán botes de excelente nivel como son el doble de Francia, de Gran Bretaña y Alemania entre otros. De estar entre los 11 primeros botes, la dupla argentina logrará su plaza olímpica. Esta vez los argentinos llegan más confiados, y los rivales los miran con más respeto, es un bote a ganar.