BOOM TURISTICO, BIEN AL ESTE. Los secretos de Punta del Diablo: surf, playas y más. Al fin, y al Cabo las Polonio Nights

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7/02/11. Un reciente anuncio del ministerio de Turismo y Deportes del Uruguay da cuenta de un sensible crecimiento del 20 % en esos balnearios. Punta del Diablo, es un pueblito de pescadores muy cerca de la frontera con Brasil. Año tras año cientos de turistas chilenos, brasileños y argentinos saben elegirlo para practicar un esparcimiento que se ha puesto de moda en el último tiempo: el turismo slow. Esta clase de viaje propone una nueva filosofía: andar sin apuro, con tiempo para conocer los lugares, hablar con la gente de los pueblos y comer las comidas típicas del lugar. Descubra en esta nota servicio, los lugares mas recomendables, el costo de surfear, los hostels, los tragos y el magnetismo de las Polonio Nights en el vecino balneario. 

 

 

 

El crecimiento en Cabo Polonio continúa siendo notorio conforme pasan los años. Según datos del Ministerio de Turismo y Deporte, en enero de 2011 pasaron unas 40.725 personas por uno de los balnearios rochenses que más conserva su entorno natural. La cifra es significativa si se la compara con la que se obtuvo en enero del 2006: 19.500 visitantes pararon en esas playas durante aquel momento, lo que evidencia que el turismo en ese balneario se duplicó en cinco años.

 

Ayer, el ministro de Turismo y Deporte del Uruguay, Héctor Lescano, comentó a El País que “el crecimiento no se puede generalizar, pero junto a Punta del Diablo son dos lugares que dan la pauta de que se está viviendo una temporada muy buena”.

 

La cartera prepara los números que serán presentados oficialmente hoy, en una recorrida por Rocha, a partir de la cual es posible pensar que el crecimiento del movimiento turístico durante el primer mes del año ha sido mucho mayor a lo que se esperaba.

 

“Luego de que aventuramos un aumento del 10% respecto del año pasado, terminamos estando en el orden de un 30% sobre fin de la primera quincena”, explicó Lescano. “No sería lógico mantener un porcentaje tan elevado, pero soy optimista de que cuando anunciamos las cifras totales para el mes de enero, estas estén por encima de ese 10%, en una proyección personal, yo creo que pueden llegar a estar alrededor del 20%”, agregó el titular de la cartera de Turismo y Deporte.

 

TEMPORADA POSITIVA. Héctor Lescano también valoró que la temporada está siendo muy positiva “en números y en letras también“, ya que hay buena sintonía entre el ministerio y el sector privado.

 

 

 

 

 

 

A la hora de desconectarse del trajín de la ciudad, es una alternativa natural: un pueblo en el que no hay bancos – apenas una ruta es de asfalto- no hay cadenas hoteleras, y no existe Mc. Donalds.

 

 

El balneario delinea su incomparable belleza natural en playas sembradas de piedras, que han sido erosionadas de las formas más insólitas, lo cual le da a este rincón íntimo del Uruguay, un aspecto muy especial.

 

 

 

Con diversidad en materia de alojamientos y un camping que estalla los primeros días de Enero la opción elegida son los hostels y las pequeñas cabañas de alquiler. Encontrar dónde alojarse, si uno no programó el viaje y fue lanzado a la aventura es tarea difícil.

 

 

Las construcciones son precarias y se elevan a orillas del mar: rústicas, de madera o de material, construídas por los vecinos que allá por el año 40 empezaron a asentarse en estas costas oceánicas famosas por la pesca del tiburón.

 

 

 

Punta del Diablo es la playa elegida por los surfers (visitar varias páginas en youtube.com) Al caer la tarde varios deciden ganarle a las olas. Cerca de la playa de la Viuda y del Rivero la propuesta para salir a surfear es la siguiente: cuatro clases 1.500 uruguayos (trescientos pesos argentinos aprox.), con traje de neoprene y tabla incluída.

 

 

 

Al caer el sol los bolichitos cerca de la costa son la opción obligada. Ahí se puede pedir desde la pesca del día hasta buñuelos de algas. Los más osados se animan a los baurúes -símil hamburguesas argentinas- y los chivitos uruguayos son imperdibles en toda la costa esteña.

 

 

 

Cerca de la playa pueden beberse buenos tragos: daikiris y caipiroskas con la luna como telón de fondo y, ya entradas las horas de la noche, la cita es en La Vaca Azul. Allí la gente baila en las calles de arena y los autos estacionan sobra la playa musicalizando desde los stereos.

 

 

 

Aunque Punta del Diablo no tenga Banco, -algunos juran que encontraron un cajero- sí tiene boliche: Bitácora y el Tartamudo. En el Tartamudo, que promociona su line up desde la Aspen Punta del Este, cada día toca una banda distinta, y aunque los precios sean “salaos”, -como dicen en Uruguay- vale la pena: el hermano de Caetano Veloso  ofreció un show para el recuerdo.

 

 

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Belén Cúneo y Cintia Roa, dos vecinas de San Isidro y Vicente López  eligieron este año tomar sus mochilas y desde Punta del Este encararon la travesía por los balnearios de la costa: La Paloma y La Pedrera fueron paradas obligadas antes de llegar a Valizas, lugar característico para cultivar el ya pasado de moda fenómeno del paz y el amor, donde entre mate y mate, trenzas, rastas y torta fritas el aire se va tornando más bohemio.

 

 

 

Algunas noches de enero, la gente marchó en caravana hacia la plaza principal, donde -fogón de por medio-, siempre suenan los acordes de una guitarra que marca el pulso de la noche.

 

 

 

 

POLONIO NIGHTS Y LAS CHICAS DEL MARTINI

 

 

 

martini-girlsA Cabo Polonio, otro balneario de moda,  son pocos los que se le animan: sin agua sin luz y sin electricidad, la propuesta ahí es alquilar uno de los “ranchos”-especie de construcciones precarias a orillas del mar-, comer la pesca del día a falta de heladeras y aprovechar los lindos días para baños de sol.

 

 

No suenan los celulares, no existe wifi, y el agua se saca del pozola cachimba-. Allí se accede sólo a través de un jeep que, en poco tiempo, haga sol o truene, atraviesa los médanos desérticos  que separan la ruta de la playa.  La onda es comer en “lo de María” y escuchar alguna de las bandas que musicalizan las increíbles noches del Cabo.

 

 

En Sargento García sonaron las Martini Girls, con Cintia Roa musicalizando el convite de la noche junto a Loli Pettinari y Coni Castagnet. También pasaron por esas arenas los Onda Vaga, banda que da que hablar en las noches palermitanas y cuya “onda vaga” se generó justamente veranos atrás en Cabo Polonio, improvisando con el  cajón flamenco, la guitarra criolla, el cuatro venezolano y la  trompeta.

 

 

Aunque parezca raro esta movida cada vez tiene más adeptos y, si bien los ranchos cotizan estrictamente en dólares, son la opción elegida para los que quieren desconectarse y relajar en un lugar supernatural, sin más preocupaciones que el qué se va a  comer, o cómo conseguir agua,  o simplemente proveerse de velas y espirales para la noche, que cae sin avisar, y presagia la madrugada de un nuevo día que lo tiene todo para ser increíble.