La ilustradora de Harry Potter exhibe en el Pabellón de las Bellas Artes de la UCA hasta mañana 12 de Diciembre. Dolores Avendaño: ESA ESPECIE DE MAGIA

dolores-avendano

11/12/10. Es vecina de Olivos, tiene 42 años, vive sin apuro, podría decir una escueta biografía. Pero de parca la vida de Dolores Avendaño tiene poco. Por caso en 2005 corrió 100 kilómetros en un día en las montañas de Mongolia y fue la primera mujer en llegar. Y eso que correr no es lo que más le gusta, o por lo menos no es lo único, porque también ama dibujar: es la ilustradora oficial de los libros de Harry Potter para habla hispana. Ella misma parece un personaje de cuento, parecida a como se había soñado desde chica. Lo cierto es que esta egresada en diseño gráfico de la UBA expone sus trabajos desde mediados de Noviembre y  hasta el 12 de este mes en el Pabellón Bellas Artes de la UCA. La muestra está integrada por los cautivantes acrílicos que figuran en las portadas de la edición española de Harry Potter, un fenómeno británico de fantasía del siglo XX. También se exhiben una serie de ilustraciones de ranas, gatos, ratones y hadas que la artista realizó para “La liebre dorada” de Silvina Ocampo, los variados animales para “Una noche de Halloween” y las ilustraciones para “Los Magos de Oriente”, de Eduardo Gudiño Kieffer.

 

 

Su escritorio está poblado de pinceles, enmarcado por un cuadro de Harry Potter, y rodeado de dibujos de otro trabajo, el primer cuento ilustrado y escrito por ella misma.

 

 

De padre cirujano y madre instrumentadora, criada en Recoleta junto a dos hermanos, Dolores ahora vive en Olivos. En su caso, el principio fue una casa familiar metida entre los bosques de Villa La Angostura. Ahí su madre guardaba una colección de cuentos para chicos, historias de hadas de la India, de Rusia, mundos exóticos que la fascinaban, casi tanto como ese sur de bosques y lagos.

 

Allí se gestó su sueño de ilustrar cuentos, por eso cuando llegó la posibilidad de dar vida a la historia del niño mago, supo que estaba por cumplir su deseo infantil. En ese lugar también descubrió su pasión por las aventuras extremas, mientras se largaba de un barranco e intentaba superar sus propias marcas.

Ya en la escuela soñaba también, como si de ir a la luna se tratara, con correr larga distancia, pero era tan tímida que nunca lo intentó. Por eso, cuando escuchó la frase “corre, Forrest, corre” (“run,  Forrest, run!!!)en la película protagonizada por Tom Hanks, sintió que estaban contando su historia: “El empieza a correr cuando se le rompe el corazón porque ella no le corresponde en el amor; y yo era tan cerrada y me costaba tanto expresar mis emociones, que correr era una manera de desahogarme”, cuenta.

 

 

LAS METAS DE CAVE WOMAN

 

Todo en su vida parece haber sido resultado de tesón y un convencimiento de que más allá de los obstáculos había una meta que era mucho más tentadora.

Antes de decidirse por las carreras, estudió Diseño Gráfico en la Universidad de Buenos Aires y con 21 años viajó a perfeccionarse en ilustración en el Rhode Island School of Design, de Estados Unidos.

 

 

Al mes de llegar, los profesores le sugirieron que se dedicara a otra cosa. “Yo no me destacaba en la clase y no era desatinado lo que me decían, pero había soñado con eso siempre y me quedé”, dice. Durante esos años, sus compañeros la bautizaron Cave Women (mujer de las cavernas) porque vivía, literalmente, encerrada pintando y dibujando. No conoció Estados Unidos, tomó todas las clases que pudo, y finalmente fue la primera del curso en conseguir trabajo.

 

“Dos de los tres profesores de la Rhode Island School me recomendaron que estudiara otra cosa porque la ilustración no era para mí, y me dijeron que me iba a costar encontrar trabajo“, evoca. Una opinión capaz de desalentar a más de uno, pero no a esta mujer que encuentra una explicación a su tenacidad: “Lo deseaba mucho”.

 

“Lo que los profesores no veían era mi pasión interna”. A poco de graduarse, el famoso editor norteamericano William Morrow la contrató para ilustrar su primer libro, On Halloween Night. Ese fue el despertar de una carrera y el comienzo de la realización de un sueño.

 

 

De regreso a la Argentina, se conectó con Emecé, dibujó el libro “Sufridor” y luego llegó “Harry Potter y la Piedra Filosofal” y, luego, por la editorial Salamandra para la edición en español del resto de los libros de Harry Potter. En el 2009 ilustró una versión para niños de la Biblia para una editorial en Italia, Edizioni Messaggero Padova.

 

 

1296314w288Ya en la intimidad de su estudio Avendaño cuenta cómo se involucró con el  proceso de ilustración del pequeño mago.  “Consigo el libro apenas sale en inglés y lo leo una vez, olvidándome que tengo que ilustrarlo. Lo disfruto como uno más, porque además tengo la suerte de que me encanta Harry Potter, realmente me gusta la historia” –confía y a renglón seguido añade: “Igual, me van quedando en la mente escenas interesantes sobre las que vuelvo en una segunda lectura, deteniéndome y estudiándolas. En general el texto me inspira muchísimo. Pero si no, a veces recurro a fotos y distintas cosas que me puedan dar ideas de cómo. De la vida real registro climas, luces y ambientaciones, que es lo que más me fascina crear. Intento que transmitan algo, que tengan una fuerte carga de emoción o sentimiento”.

 

VIVIR LA VIDA A PLENO, UNA AVENTURA

 

“Lo único que tengo es una barrita de cereal”, ofrece divertida, mientras abre la heladera, repleta de imágenes, fotos y frases de conocidos y no tanto. De esas hay también frente a su tablero de trabajo: “La vida es una desafiante aventura o no es nada”, afirma una de ellas (que no es de ella).

 

 

Esta fanática de El Principito (libro del que dice no modificaría ni una sola ilustración, porque “así es perfecto”), es de las que no cree en las casualidades. También de las que piensa que las mejores obras son las que salen desde el alma, y defiende con convicción “la importancia de estar abierto a otros modos de ver las cosas, de tener cuidado con los prejuicios y aceptar que uno se puede equivocar”.

 

 

web-cruce-corriendo20En el 2004, corrió 160 kilómetros en cinco días, en las alturas del Himalaya. Un año antes se había animado con el desierto de Sahara: durante 7 días recorrió 243 kilómetros.

 

 

En su pequeño grupo era la única mujer: “Al principio me miraban como diciendo ‘qué hace ésta acá’, pero al tercer día la actitud cambió, hasta tuvieron admiración… –dice-. Al principio me hacía mala sangre pero aprendí que las acciones demuestran lo que querés decir y es más fuerte que cualquier palabra”.

 

En el Sahara terminaron corriendo con 53 grados. “Había empezado la carrera con mucho miedo pero a la mitad del día alcancé a un coreano ciego con su lazarillo y dije ‘si él lo está intentando, yo tengo que hacerlo’. Como mujer, las carreras me han dado seguridad. Me faltaba autoestima pero esto me la ha ido fortaleciendo porque te das cuenta que podés”, enfatiza.

Aunque el deporte es amateur, Avendaño está convencida de que es más lo que recibe que lo que pone. No la frustran los miedos, los obstáculos, el cansancio. La artista también cree que “en la vida, cada uno tiene una razón de ser y de estar, y al mismo tiempo es más libre de elegir su camino, que si se equivoca, igual se le van a ir presentando oportunidades para retomarlo –reflexiona-. Soy de las que piensa que cuando uno realmente quiere algo, el mundo conspira para que eso suceda. Tenés que quererlo con el alma y sentirlo desde lo más profundo de tu ser. Así, las cosas se te van a ir dando, para que llegués donde querés llegar”, asegura la polifacética Dolores.

 

TRABAJAR, PERSEVERAR, SOÑAR

 

Esas tres palabras definen la personalidad de esta mujer aguerrida por naturaleza. Tres conceptos que recorren las más de cien ilustraciones originales y pinturas que integran la exposición “Un reino de fantasía” , que se exhibe en el Pabellón de las Bellas Artes de la Universidad Católica Argentina (Av. Alicia Moreau de Justo 1300, PB) con entrada gratuita hasta mañana domingo 12.

 

También se exhiben las ilustraciones que hizo para los libros Los Magos de Oriente , de Eduardo Gudiño Kieffer, y La liebre dorada , de Silvina Ocampo. Se suman a ellas las imágenes para otros cuentos que incluyen ranas, gatos, caballos, hadas. Y, además, las poéticas y coloridas mariposas y el imponente caballo alado que constituyen los motivos de algunas de sus pinturas, algunas de las cuales forman parte de colecciones privadas.

 

Para todos los trabajos utiliza acrílico, al cual le imprime su marca personal; así logra una luminosidad, unas texturas y colores que definen su estilo.

 

“Avendaño refleja lo bello en la naturaleza, ya sea en los paisajes, o en otros aspectos que tienen que ver con los animales y los niños, que su imaginación profundiza en términos de color, pureza cristalina y un tono enigmático”, detalla Cecilia Cavanagh, directora del Pabellón de la UCA, en el catálogo de la muestra.

 

Lo cierto es que bien vale adentrarse en el mágico y rico mundo de esta ilustradora que ha pasado por hechos y anécdotas que marcaron su rumbo. Buceando en su memoria Avendaño recuerda cuando hace unos años debía regresar al país porque se le vencía la green card estadounidense y confía que “tenía miedo de volver”. Pero de repente  y casi sin proponérselo entra en diálogo con la pasajera que estaba a su lado. “Era una sobreviviente de la lista de Schindler y le conté de mi miedo y que creía que mi problema era ser muy soñadora. Ella me miró muy seria y me dijo: «Nunca dejes de soñar».”