Posse y el logro de ser el municipio que más bajó la población en las villas. POR UN SAN ISIDRO INTEGRADO

 

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6/10/10. San Isidro exhibe el mérito de haber reducido casi en un 40 % la existencia de los asentamientos de emergencia  basándose en una estrategia que evita las intrusiones de tierras fiscales y fomenta soluciones sociales al problema de la vivienda. “Se avanzó muchísimo mediante la urbanización de las villas y el otorgamiento de viviendas mediante la tarea que presta la Mesa de Integración Social. Mientras que en el Área Metropolitana todos coinciden  que los asentamientos crecieron en 10 años un 135%, acá bajaron un 35”, esgrime con orgullo el Intendente Gustavo Posse en entrevista concedida a un medio nacional.

 

 

 

posse111En una reunión celebrada en Septiembre a la que asistieron integrantes de la Mesa de Integración Social y vecinos el Intendente Gustavo Posse mantuvo el compromiso de “seguir bregando por el techo propio y digno” para todos aquellos que carecen de él pero dejó en claro que muchas veces “el crecimiento de los asentamientos en el Area Metropolitana ha ido de la mano de  a la complacencia, complicidad y por qué no, promoción” de cierta dirigencia política que utiliza inescrupulosamente a los más necesitados como “mercadería electoral”.

 

 

 INTEGRADO, URBANISTICA Y SOCIALMENTE

 

 

El Intendente reflexionó que es preferible perder elecciones en esos lugares antes que “ceder ante las presiones de la baja política y permitir la construcción o ampliación de viviendas precarias. Eso atenta contra la posibilidad de construir en ese sitio una futura casa digna”, observó y defendió a rajatabla su idea de trabajar por un San Isidro integrado urbanística y socialmente.

 

 

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“Ratificamos nuestra política de desarrollo urbanizando barrios de baja densidad con vecinos exclusivamente de San Isidro, que sean todos frentistas, con calles de 14 metros de ancho donde llegue fácilmente una ambulancia, la asistencia social, la policía o los bomberos”, enumeró al tiempo que elogió un desarrollo armónico mediante la apertura de calles que se integren al conjunto urbano.

 

“Nunca aceptaremos la construcción de monoblocks que luego se conviertan en una suerte de “Fuerte Apache” y tampoco la construcción espontánea sin autorización que derive en la situación que se encuentra la villa 31”, graficó

 

Consultado acerca del Plan Federal de Viviendas que se alienta desde el gobierno nacional, Posse lo calificó como “muy bueno”. “Pero necesitamos que mantenga su ritmo inicial, ya que hoy es casi nulo –advirtió– El gobierno bajó el nivel de la obra pública”, dijo al tiempo que aludió a un “trato discrecional”.

 

“La situación internacional le da al gobierno un superávit fiscal muy fuerte –razonó- , pero que no lo aprovecha de manera estratégica porque no existe una política de Estado. Hay un aprovechamiento, casi diría electoral, desde el cómo y dónde se realizan las obras públicas, a qué administraciones provinciales y municipales ayudar, de manera directa o indirecta con fondos frescos y lo mismo sucede en cuanto al reparto de planes sociales”, soltó visiblemente molesto.

 

El jefe comunal explicó que en San Isidro a diferencia de otros municipios la preadjudicación no la realiza el Municipio sino la Mesa de Integración Social, conformada por organizaciones no gubernamentales de la zona dándole transparencia al proceso.

 

 

Antes de la iniciación de cada plan, se realiza un censo cerrado y las familias acceden por puntaje a la nueva vivienda; es decir que no se admiten nuevos ocupantes, intrusiones o adjudicaciones a dedo. “Todo es muy transparente”, afirmó y al brindar un cuadro de situación precisó riguroso: “Hasta el momento se entregaron 1.250 viviendas, mientras que otras 240 están en construcción y 1.410 se encuentran en proceso de licitación”

 

Plan de viviendas que culmina en el techo digno pero que llega de la mano de programas sociales, escolarización, capacitación laboral, salud y fortalecimiento de redes comunitarias. Pasos imprescindibles para dejar de ser moradores o un número más de las estadísticas habitacionales y convertirse en ciudadanos.

 

Un caso que muestra la disminución de los asentamientos lo da la populosa villa La Cava que en los 90 llegó a tener 33 mil habitantes, hace cinco años rondaba los 8 mil y ahora cobija a poco más de 4 mil almas.