Columna del Obispo. Mons. Casaretto: “Escuela, camino para la vida”

casaretto1210/09/10. En su mensaje del mes de Septiembre el pastor de la Diócesis, mons. Jorge Casaretto está dirigido de modo excluyente a la escuela, como desarrolladora de la sociedad, específicamente en la formación de personas. El Obispo de San Isidro observó que el proceso educativo “debe mirar a la formación del hombre como tal, suscitar actitudes de fondo frente a la vida, estimular y guiar la búsqueda y el desarrollo de los valores en el individuo. La educación debe excluir todo proceso de autoritarismo y de adoctrinamiento” – afirmó al tiempo que ponderó: “Debe desarrollarse en un ámbito de respeto y diálogo”

 

 

A continuación el texto del meduloso mensaje de Septiembre girado por Mons. Jorge Casaretto a este medio para difundirlo entre su vasta grey en él no deja de recordar que durante este mes se celebra el Día del Maestro, el del Estudiante y del Profesor e invoca la protección de la Virgen de Luján para todos ellos:

 

 

 

Queridos amigos, una vez más comparto con ustedes algunas reflexiones en el marco del Bicentenario de nuestra Patria, que nos anima y estimula a hacer memoria, reflexionar y proyectar un futuro en el cual los argentinos podamos seguir creciendo como Nación en el respeto, la justicia y la verdad.

 

“Frente al desafío de seguir creciendo, un aspecto que no podemos olvidar y descuidar es la escuela.

 

“La escuela desarrolla en la sociedad contemporánea funciones diversas. Todas ellas importantes para la vida en sociedad y para la formación de las personas. Sin embargo, quisiera reflexionar en particular sobre tres de estas funciones: la educación, la socialización y la formación para la profesión y el trabajo.

 

“No cabe duda que la primera función de la escuela es educar. Los objetivos de la educación se centran particularmente en la persona y se orientan a su autorrealización y desarrollo. La educación debe mirar a la formación del hombre como tal, suscitar actitudes de fondo frente a la vida, estimular y guiar la búsqueda y el desarrollo de los valores en el individuo. La educación debe excluir todo proceso de autoritarismo y de adoctrinamiento. Debe desarrollarse en un ámbito de respeto y diálogo, en donde tenga lugar el disenso y la diversidad.

 

“En segundo lugar, tenemos la socialización. Este proceso implica estimular en el educando las actitudes interiores y de comportamiento conformes a lo social. Es ayudar a desarrollar en la persona su capacidad de ser miembro de la sociedad, partícipe y respetuoso de las instituciones, responsable de su actuar y capaz de responder a los desafíos propios de su tiempo. La socialización se presenta como un espacio en el cual se manifiestan los problemas éticos, las virtudes sociales, el consenso, la transformación, la capacidad crítica y el bien común. Este proceso debe llevar a los educandos a superar el individualismo, generando personas más humanas, sensibles con las necesidades de los otros y atentos a los que tienen en la vida menos oportunidades. La escuela debe educar en la solidaridad y en el compromiso que generan la verdadera transformación social.

 

“En tercer lugar, la escuela es formadora para la profesión y el trabajo. Si bien es más común mencionar esta función al referirnos a lo universitario, no podemos negar que el valor de la profesionalidad y el trabajo se deben comenzar a desarrollar desde la escuela.  Una Nación que quiere crecer necesita de hombres y mujeres que valoren el trabajo que los dignifica como personas, que sean capaces y puedan acceder a la formación profesional para servir al bien común desde las diferentes profesiones.

 

“El sentido profesional y del trabajo estimulan el desarrollo de la responsabilidad individual y favorecen la maduración del educando. Desde la escuela se debe ayudar a descubrir que se es parte de un todo llamado sociedad, en donde con el esfuerzo de cada día, todos contribuimos a su  crecimiento a la vez que nos vamos desarrollando como ciudadanos.

 

“Cuando pensamos en crecer como Nación, no podemos dejar de lado las escuelas con las funciones elementales de educar, socializar y formar para el trabajo.

 

“La educación nos ayuda a desarrollar el conocimiento, la socialización nos permite descubrir que caminamos junto a otros y con otros, y el sentido de la profesión y del trabajo nos permiten encontrar la razón del esfuerzo de cada día y el lugar desde el cual cada uno es protagonista.

 

“En este mes de Septiembre, en el cual se celebra el Día del Maestro, del Profesor y del Estudiante, no puedo dejar de saludarlos y encomendarlos al cuidado y la protección de nuestra Madre la Virgen de Luján, para que puedan desarrollar en plenitud la vocación que han recibido y sigan haciendo de la escuela un verdadero ámbito de fraternidad, coherencia y testimonio, que es la mejor manera de enseñar”.

 

Con mi bendición,

 

 

Jorge Casaretto

 

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