CURIOSIDADES. Científicos argentinos podrán investigar en el Ártico canadiense.

 

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8/08/10. Como parte de un acuerdo, los investigadores contarán con soporte logístico en las islas de Parry y en el Territorio de Franklin. De manera recíproca, Canadá tendrá el mismo apoyo para estudiar en la Antártida.

 

 

“La Argentina va a poder ser un país ártico-antártico”, fueron las palabras del doctor Mariano Mémolli, titular de la Dirección Nacional del Antártico (DNA) al matutino Tiempo Argentino, antes de anunciar un convenio de colaboración entre Canadá y la Argentina.

 

El acuerdo se dio a conocer en el Hotel Panamericano de Capital Federal, en el marco de unas jornadas científicas de investigaciones antárticas, donde se abordaron 860 trabajos de 40 países. Los investigadores argentinos que presenten trabajos para el Ártico podrán desempeñarse en las bases canadienses de esa región, donde la Argentina no tiene presencia, entre ellas las islas de Parry y el Territorio de Franklin. Como Canadá tampoco tiene bases en la Antártida, ahora trasladará a sus investigadores a las bases de la Argentina, que cooperará con soporte y logística, transportando barcos, aviones y facilitando comunicaciones.

 

Los países cruzarán investigaciones sobre paleontología, permafrost (la capa de hielo permanentemente congelada), limnología, cambio climático, oceanografía, glaciología, ecología, biología, biorremediación y monitoreo de ecosistema, entre otros temas. Steven Bigras, director ejecutivo de la Comisión Polar Canadiense, agregó que “la idea es compartir la información y soportes logísticos de los investigadores que lleguen de cada lado”.

 

Meses atrás ambos países acordaron becas para investigadores argentinos en Canadá, que cursan carreras no disponibles en universidades nacionales, como “contaminación por hidrocarburos en ambientes marinos”. Además, establecieron el desarrollo de un prototipo para generar energía eólica en la Antártida. Será fabricado en Canadá, abordado tecnológicamente en la Argentina, y puesto a prueba en un año en la base Jubany. Si resiste vientos de 300 km/h, instalarán otros veinte, a 25 kw/h con una inversión total de US$ 500 mil.

 

El objetivo es reducir el consumo de combustible fósil en el continente blanco, lo que genera alta contaminación alrededor de las bases. Mémolli sostuvo: “Hoy un litro de gasoil para uso antártico es carísimo: primero hay que cargarlo en barco y después descargarlo en helicóptero”.

En invierno, habitan la Antártida argentina unas 230 personas, la mayoría científicos. En verano, llegan a ser 900, repartidas en seis bases permanentes y otras transitorias

 

 

Fuente: Tiempo Argentino