TIPS PSICOLÓGICOS: El Mundial de Fútbol “A SOL Y A SOMBRA”
29/06/10.- El escritor Uruguayo Eduardo Galeano ha escrito un libro llamado “El fútbol a Sol y a Sombra”. En su estilo profundo y lleno de un conocimiento de este deporte que le despierta una enorme pasión, desgrana historias que atrapan tanto al hincha como al que no lo es. El libro es un homenaje al fútbol así como una denuncia de sus estructuras de poder de uno de los negocios más rentables del mundo. No deja tema sin tocar, ni opinión ni historias que fascinan al lector. Muchas se remontan a historias pasadas y desconocidas, otras insólitas que llegan a nuestros días. Sus temas van desde la pelota como bandera, al jugador, al hincha, el fanático, el gol, el arquero, el ídolo, en fin; de todo en cuanto opiniones y coloridos cuentos de equipos, momentos históricos, personajes claves en este deporte, pasados y presentes. La mirada de Galeano sobre cada historia es fascinante haciéndolas atrapantes llenas de humor y ternura. A pesar de su enorme pasión por este deporte que arrastra multitudes, no deja de mencionar que se ha hecho del fútbol una industria que ha desterrado la belleza que nace de la alegría del jugar.
A diferencia de Galeano, soy una hincha “estacional”, o sea de época de Mundial. Agregado a esto, sé poco o nada de este deporte y apenas comprendo sus jugadas. Sin embargo, quizás justamente gracias a mi deslealtad amorosa fuera de esta época mundialista, puedo participar con todo entusiasmo, ignorancia y cierta ingenuidad de este momento que estamos viviendo. Según Galeano, patria y fútbol están atados. Esto lo veo a diario, y desde mi humilde posición, me emociona la esperanza que la alegría de participar y el deseo de ganar este campeonato genera en nuestros compatriotas, presente en todas las edades y tanto en varones como en mujeres. Es verdad que esta ilusión nos ocupa y nos distrae de problemas cotidianos graves y enormes desencuentros que como país padecemos, Además de las enormes dificultades que cada familia argentina vive hoy. Pan y circo, pero quizás pan y circo nos ayuden a distraernos de la realidad de vez en cuando y que tenga un poco de magia uniéndonos a todos, aunque más no sea por un rato y por una pelota de fútbol. Ojalá que ese “rato” se vaya transformando en una base más segura que nos vaya enseñando a ser mejores ciudadanos, cuidadosos de nuestro país y más solidarias y generosas hacia los demás.
En un plano más acotado y circunscripto, especialmente a lo que hace a mi trabajo como psicóloga, veo que el número de chicos que juegan al fútbol crece día a día. En las escuelas, en los potreros y clubes de barrio; donde se mezclan clases y orígenes diferentes. Chicos que les piden a sus padres el poder jugar y padres que los estimulan y acompañan compartiendo una actividad que los une a sus hijos así como a otros.
El deporte y el juego representan un papel importantísimo en la vida de los chicos. Nadie pone en duda que son esenciales para el desarrollo físico, mental, psicológico y social de niños y adolescentes. No son un fin en sí mismo, sino que son instrumentos para mejorar sus vidas, una forma de aprender valores y lecciones que debieran durar toda la vida. Promueven la amistad, el trabajo en equipo, disciplina y el respeto. Actitudes que ojalá puedan ser incorporadas como para estimularlos a ser personas más comprometidas con sus vidas así como más fuertes frente a retos futuros.
En el fútbol como en todo deporte grupal, no sólo se comparte sino que se aprende a superarse a uno mismo. No menor es el aprendizaje de la importancia de la pertenencia a un grupo en donde éste es más que la sumatoria de las partes y que hay que patear hacia el mismo lado si quieren lograr su objetivo. El fútbol como juego es vivido con placer en donde muchos de estos chicos, aunque sueñen con descollar, lo hacen por el placer de jugar, de compartir y divertirse con amigos.
A pesar que el fútbol profesional distorsionó el “placer del jugar por el trabajo”, no podemos desmerecer el esfuerzo y disciplina que los jugadores ponen más allá del talento que la madre naturaleza les haya dado. Por más errores que este deporte millonario genera; es sumamente valioso para los chicos que lo juegan con placer, pasión, disciplina, el percibir como esto los puede ayudar en su desarrollo personal y social, y que en un futuro esto pueda ser trasladado a la sociedad a la cual pertenecen.
Somos nosotros los adultos quienes tenemos la responsabilidad de ayudarlos de que así sea.
Lic. Paula Gallacher
Psicóloga, M.P. 91.398
E mail: pollygallacher@gmail.com