COLUMNA DEL OBISPO. El Bicentenario requiere memoria, compromiso y esperanza
05/05/10.- Queridos amigos, los argentinos transitamos un tiempo muy especial. Todos nosotros, en este mes de mayo, somos invitados a iniciar las celebraciones por el Bicentenario de nuestra Patria. Doscientos años de historia, de luchas y esfuerzos, de éxitos y de fracasos, de hombres y mujeres que con aciertos y errores, han sido forjadores de un proyecto de Nación.
Considero que las celebraciones por el Bicentenario, pueden ser para nosotros una muy buena oportunidad para, en primer lugar, hacer memoria de aquellos que nos han precedido en el apasionante desafío de la vida. Aquellos que lo han dado todo para que la libertad, la justicia, la igualdad, el desarrollo, la fraternidad y el bien común, no fueran sólo ideas que impulsaban los diferentes acontecimientos históricos, sino que, con el esfuerzo y la coherencia de las acciones cotidianas, estos valores fueran las herramientas con las que se construía, día a día, un proyecto nuevo.
Hacer memoria con espíritu de aprendizaje nos permite no repetir errores del pasado, revalorizar los aciertos y reconciliarnos con la historia, como camino para una verdadera experiencia que nos hace crecer como personas y como ciudadanos.
En segundo lugar, es importante considerar el tiempo presente, como una oportunidad única que no debemos desaprovechar. Hoy somos nosotros los protagonistas de la historia que se continúa escribiendo.
Son muchos los desafíos que encontramos en nuestro tiempo y que ponen a prueba nuestra condición humana y nuestro valor para responder a los mismos.
Los valores que movieron a nuestros antepasados a luchar, en la actualidad, nos interpelan a nosotros a continuar la lucha contra las nuevas formas de esclavitud y dependencia, de injusticia y marginalidad, de opresión y exclusión. Estas formas hoy se esconden en la pobreza, el hambre, la inseguridad, la falta de educación, la falta de igualdad en las oportunidades, el acrecentamiento de la brecha social.
Es importante que tomemos conciencia de que el presente que nos toca vivir, es el espacio y el tiempo en el cual, cada uno de nosotros está llamado a poner lo mejor de sí para continuar construyendo una Patria grande como la soñaron los que nos precedieron.
Así como es importante hacer memoria de la historia, es fundamental tener compromiso con el presente.
En tercer lugar, iniciar las celebraciones por el Bicentenario, creo que debe llevarnos a desarrollar y renovar en nuestros corazones la actitud de esperanza en el futuro. Un futuro y una esperanza que no sean consecuencia de la actitud ingenua de esperar que las cosas se arreglen solas, sino que sean el fruto de un presente vivido en plenitud.
Hoy, somos nosotros quienes por medio de nuestras acciones podemos sembrar la esperanza para que sea posible un futuro distinto. Un futuro en el cual todos los argentinos podamos realmente ser protagonistas. Un futuro en el cual, sin perder la memoria de la historia, acrecentando el compromiso en el presente y renovando la esperanza, podamos seguir creciendo como Nación.
Que María de Luján, patrona de nuestra Patria, nos siga acompañando en nuestro caminar.
Jorge Casaretto
Obispo de San Isidro