Nacho Ruibal, un Alcalde para preservar a José Ignacio y Garzón: El privilegio de vivir en una APACIBLE ALDEA RURAL

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12/04/10. Este empresario inmobiliario que eligió a José Ignacio para instalarse con los suyos, emprendió como muchos una titánica labor en la Liga del lugar para definir un perfil de ciudad de baja densidad, respeto a la naturaleza, reglas de juego claras para futuros inversores que hacen a un lugar dueño de una paz increíble que, a pesar de su notable y glamoroso crecimiento, sigue manteniendo esos rasgos indelebles de ruralidad que le prodigan un “modus vivandi” único. Descúbralo en esta nota.

 

 

Desde cualquier callecita céntrica y hasta donde alcanza la vista el mar todo lo domina. Su presencia oceánica se hace ineludible y tiñe al entorno de singular magnetismo. Por cualquiera de los íntimos senderos que planea su particular trazado se distingue el respeto por el verde y una deliciosa urbanización variopinta donde coexisten primigenios ranchos rurales, levantados hace  80 o 100 años junto a modernísimas viviendas pergeñadas por arquitectos reconocidos internacionalmente, donde el color juega en cada una de las casitas un rol fundamental y se funde con un característico faro, imprescindible guía para navegantes y principal imán de una península cargada de historias y misterios.

De tanto en tanto, el sol arranca los más extraños reflejos capaces de encandilar al contemplador aún en los parajes mas apartados de la bahía que se recortan en el horizonte. Es que el agua – como un estigma – lo domina todo y ha dejado en el inconsciente colectivo gracias a no pocas descripciones periodísticas poco certeras la impronta de que se trata de un pueblo de pescadores. “Ese es un gran cuento, José Ignacio nunca lo fue. La mejor definición la realizó hace unos años la Fundación Ciudad que describió al lugar como una aldea rural costera”, suelta Ignacio Ruibal Telechea (45 años), un montevideano que proviene de una familia de larga tradición agropecuaria y que a fines de los 80, se instaló allí con los suyos en ese entorno paradisíaco bendecido por la mano de Dios.

 

 

 

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Hoy “Nacho”, como lo conocen todos los pobladores que visitan su inmobiliaria junto a la plaza o que saben de sus desvelos por la Liga de José Ignacio, entidad que jalonó el desarrollo sustentable del lugar, admite que desea ser Alcalde del pueblo y confiesa que a pesar que su radicación se dio cuanto tenía veintitantos años, ese amor por el terruño viene de lejos.  “Aquí encontré mi lugar en el mundo – cuenta –. En realidad mi madre, una aventurera nata, lo descubrió buscando un lugar próximo a Punta del Este que replicara su belleza, esta también es una pequeña península rodeada por mar y nos traía a veranear junto a mis 5 hermanos”, describe.

 

Ruibal recibe a CONtinta NORTE en su Inmobiliaria, tranquilo, relajado, dispuesto a hablar sobre su vida y sus proyectos para el balneario; ese que lo conmovió de inmediato. “Cuando llegué sentí que había encontrado el paraíso, un lugar de una paz increíble y me cuestioné porqué irme si aquí existe un “modus vivandi” único. El devenir me transformó en inmobiliario, en el área de los servicios”, desliza.

 

AQUELLOS FUERON LOS DÍAS: DE LA ALDEA RURAL AL PUEBLO GLAMOROSO

 

 

Un halo de sofisticación y buen gusto distingue hoy al balneario que es la Meca de turistas, artistas, empresarios, deportistas, familias y todo aquel amante del Uruguay Natural y sus bellezas, de la cual José Ignacio es una de sus gemas mas preciadas. Pero ¿cómo se gestó este fenómeno que convirtió a esa pequeña aldea rural en el centro de todas las miradas?. Nacho lo explica con meridiana claridad: “Hubo dos instancias que propiciaron un cambio drástico: la construcción del puente sobre la laguna de José Ignacio y la tarea que desarrolló la Liga para que en los 90 el gobierno departamental acceda a sus reclamos, escuche a los vecinos y se cree una ordenanza propia para esta región. Así nació la única norma distintiva que tiene el departamento de Maldonado, una ordenanza que le dio al balneario un perfil de baja densidad en el uso del suelo y remarcó su carácter familiar. Allí se expresa la prohibición de que se instalen boliches y se define un desarrollo a escala humana. La gente que estaba en Punta o La Barra y vio como se deterioraba su calidad de vida por falta de normas claras y descubrió que aquí habían pautas que les brindaban tranquilidad y seguridad jurídica”, compara.

 

Buceando en su memoria Nacho se remonta también a los veraneos de su infancia en esa aldea de contados pobladores, muy similar a la que el afamado chef Francis Mallmann –un hombre también ligado al despegue de José Ignacio- describe hoy día en su pueblo Garzón.

 

“Recuerdo que en aquel entonces vivían acá unas pocas familias, se compraba la leche suelta que venía en tachos recién ordeñada del campo. Uno iba con la botella a buscarla, esperábamos también al aguatero y rezábamos para que pase el ómnibus, única comunicación que teníamos con el mundo exterior. Era todo muy pintoresco, fueron años inolvidables –evoca con cierta nostalgia-. A fines de los 70 una familia uruguaya instala un restaurant que marca una impronta: se llamaba ‘La Posada del Mar’ y lo creó Olga Santayana. Ella lo trae a Francis, quien se instala con su mujer y en el 78 con su sello característico, llegó a manejar la cocina del lugar. Para tener una idea, él como nosotros aguardaba al carro del aguatero y eran contadas las casas que tenían motor para generar electricidad”, grafica.

 

Esa postal del “Uruguay de adentro”, tal vez menos glamorosa pero igualmente encantadora, cambiaría bastante con la llegada del puente, el camino, la electricidad pero como reitera Ruibal fue esa Liga integrada por los Valdez del Pino, el constructor Godier Vilar, Blanca Martorell, argentinos como Juan Valenza, Jorge Hardoy, Eduardo Strauch, entre muchos otros, la que peleó por una legislación que definiera el perfil futuro del lugar.

 

UN LUGAR CON RASGOS DISTINTIVOS

 

Así esa península rocosa, rodeada por dos lagunas que como Punta del Este se introduce en el mar comenzó a adquirir un perfil urbano con rasgos distintivos. “Siempre hubo de parte de los pobladores y veraneantes un gran respeto por lo agreste del entorno, por la preservación de ese carácter rural que es su principal rasgo y las condiciones establecidas por la normativa le han dado un vuelo único”, advierte Ruibal al tiempo que da pautas del salto: “La población estable hoy es de 300 personas, y en el verano crece a 4000 y 12000 flotantes. Sin embargo, una de las características fundamentales es la baja densidad, esto significa que puede venir mucha gente en el verano durante el día a disfrutar de las playas y el polo gastronómico, pero a la noche no se escucha un solo auto sino las voces de los chicos, se ven las estrellas y las luces bajas que apenas iluminan el piso, con lo cual José Ignacio sigue siendo un sueño”, describe.

 

 

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Ese  trabajoso y cuidado equilibrio que permitió definir zonas comerciales, residenciales y excluyentes fue el que llevó a Ruibal Telechea con veintipocos años a apostar por la actividad inmobiliaria. “Cuando empecé allá por los 90, arrancamos con valores caros con loteos que no habían estado en el olvido sino que se habían mantenido en poder de pocas familias –memora- Entonces me preguntaba cómo hago yo para garantizarles a estas personas que estaban confiando en el valor justo estimado de transacción que éste se iba a mantener en el tiempo y hasta crecer. Fue cuando advertí la importancia de esta ordenanza que estableció reglas de juego claras. Lo cierto es que ahora cuando te vendo una propiedad suelo decir: ¿Te gusta? Entonces cuídala, no te quejes si no te quejas. Ocurre que estás adquiriendo el privilegio de ser un vecino de José Ignacio, pagando muchas veces fortunas, pero integrando una comunidad con un perfil de desarrollo definido”, indica.

 

 

Y al rato explica que si un residente está construyendo algo fuera la norma -“no puede pasar los 6 mts de altura, ocupar los retiros, tener ventanas a menos de 3 mts.”, precisa-. “entonces háblale primero y si no te hace caso, denúncialo. Eso aquí funciona muy bien y somos muy celosos y te diría que hay un compromiso que hago firmar en el momento de la escritura de compraventa. Te digo ‘cuidalo‘ no tengas miedo y sentite orgulloso de hacer la denuncia a un vecino que está cometiendo una infracción.  Hay un teléfono de control edilicio del municipio, lo mismo en el área de higiene y catastro”.

 

Las necesidades del conjunto que suelen unir y reunir a la gente en torno a un proyecto de hacer comunidad fueron plasmando “un desarrollo consensuado del lugar de aquí a 30 años con un otro sustentable pensando también en toda la región.

Hoy esta Intendencia está trabajando en un plan de reordenamiento territorial, como el “arco del sol” que va desde el norte, Garzón, a Solís” –desgrana el entrevistado y cuenta que la Liga tiene una activa participación en todo ello como en un proyecto de seguridad ciudadana acorde a los tiempos.  “Nos involucramos mucho, colaboramos directamente con el Jefe de Policía de Maldonado junto con el comisario local en los planes de estrategia, aunque no sabemos nada de seguridad pero si conocemos de las calles de mayor circulación, los personajes del lugar y tenemos propuestas muy interesantes de colocación de cámaras con terminales dentro de la policía y cooperación de las empresas privadas de seguridad. Todo eso es parte de un plan, el nuevo jefe acaba de asumir. La Liga tuvo una reunión con él hace seis días aquí en José Ignacio y realmente nos impresionó muy bien. Creemos que va a ser de gran ayuda para el departamento porque ha mostrado una disciplina y claridad necesarias para una población flotante y diferencial en clases y tipos como los que tiene esta zona”.

 

DE PROYECTOS Y POLITICA

 

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Como todo candidato a Alcalde que se precie de tal, Nacho acuna una serie de propuestas y proyectos pensados para su pueblo como mejorar la caminería rural, los puentes, hacer mas eficientes los servicios, en especial el de transporte colectivo, lograr que crezca la población rural y que no se produzca el desarraigo, crear un Liceo, promover las actividades agropecuarias y fomentar la integración de José Ignacio y Garzón, haciendo un circuito para ciclistas, paseos a caballo, competencias en duro y las ‘criollas para los turistas’, que no son otra cosa que marchas ecuestres en caballos criollos y otras tantas actividades que despierten interés e integren al pueblo con la ruralidad.

 

“Vamos a pelear para mejorar el presupuesto de la Alcaldía –dice en tono enfático- y que además de Garzón contemple en su designación a José Ignacio; que en el futuro votemos en el lugar y no en La Barra. ¿Por qué me embarqué en este desafío político? Por un acto voluntario donde uno sabe que tiene que privilegiar el interés colectivo al particular. Para dejarle a mis hijos y vecinos un José Ignacio mejor”.

 

Ruibal Telechea abrazó el ideario Blanco por tradición familiar, “era el partido históricamente ligado al campo”,  dice aunque admite que el tema de la partidocracia en Uruguay “es más una cuestión de folklore que de realidad. Nuestro presidente, cuyo origen fue el partido Blanco, luego fue tupamaro hoy preside la Suiza de Latinoamérica y asume diciendo: ‘Vamos a repartir riqueza y no pobreza, vamos a generar capital, a darle lugar al empresario para que genere trabajo y fuentes de riqueza’. Hoy el Frente Amplio se ha convertido en partido más tradicional que de izquierda, lo respeto mucho, pero los pingos se ven en la cancha”, desliza un hombre que puso el foco en su familia para saltar a una actividad un tanto cuestionada. “En la política hay barro, y todos los que actuamos en ella de alguna manera quedamos un tanto salpicados. La gran decisión de participar en la vida política uruguaya es por los míos y mí comunidad. Cuando vine a vivir acá me fascinó el lugar, me dio mucha paz, comencé a trabajar, luego conocí a la madre de mis hijos, Janine, una mujer extraordinaria con la que tuve un varón y tres mujeres, todos nacieron aquí:  Joaquín de 21 que estudia en Buenos Aires, Isolina que tiene 16, Manuela de 14 y Hannah de 8. Criar hijos en este lugar ha sido un gran privilegio y una manera de devolverle todo lo que me ha dado José Ignacio es esta decisión en esta etapa de mi vida de involucrarme en su política”, concluye.