VICTORIA AGUIRRE, EN VOZ BAJA. Muestra de una mujer pionera del coleccionismo que desafió a su época

 

 

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30/03/10. El Museo Pueyrredon presentará desde este jueves una muestra sobre Victoria Aguirre, pionera del coleccionismo local, benefactora y personaje emblemático de San Isidro por haber sido dueña de la Quinta Pueyrredon y donante de los terrenos que ocupa el CASI. La instalación promovida por la Dirección de Cultura de San Isidro reconstruye su vida y obra a través de objetos de sus colecciones originales, pedidos en préstamo a instituciones y coleccionistas como los museos Etnográfico, Udaondo y Fernández Blanco.

 

 

 

 

“Victoria Aguirre, en voz baja” es el título de la exposición que reconstruye su vida y obra a través de objetos de sus colecciones originales, pedidos en préstamo a instituciones y coleccionistas como los museos Etnográfico, Udaondo y Fernández Blanco.

 

 

Un video sobre su vida completa esta muestra montada por Patricio López Méndez que cuenta el perfil de esta mujer que desafió las convenciones de la época y prefirió contribuir al bien común en voz baja, informan los organizadores a través de un comunicado.

 

 

Sobrina de Prilidiano Pueyrredón, Victoria Aguirre nació en 1858 y se dedicó a formar una valiosa colección, transformando su casa en un verdadero museo, producto de sus viajes y de su amor al arte.

 

 

Donó además parte de su patrimonio y adquirió especialmente para instituciones públicas, ocupando así un lugar destacado en la historia del coleccionismo argentino.

 

 

Se verá la muestra en el Museo ubicado en Rivera Indarte 48, Acassuso, con entrada libre y gratuita, hasta el 25 de Mayo los martes y jueves de 10 a 18 y los sábados y domingos de 14 a 18.

 

 

Aguirre Anchorena, su historia

 

 

 

Victoria Aguirre Anchorena nació en Buenos Aires en 1858. Dos años antes sus padres, Manuel Alejandro Aguirre y Mercedes Anchorena, habían comprado la chacra de San Isidro a su tío Prilidiano Pueyrredon, único heredero de los bienes de la familia Pueyrredon Tellechea.

 

En 1911 la chacra se dividió entre los descendientes de Manuel Alejandro. Victoria y Manuel José, su hermano escultor, pidieron expresamente que se les adjudicara el casco y los terrenos adyacentes con el único propósito de preservarlos. El pedido no es caprichoso: ambos poseen un gusto por lo estético y son conscientes del valor patrimonial que la quinta representa. En 1920 Victoria cedió su parte a la viuda de Manuel José, Enriqueta Lynch. Dos décadas después, los Aguirre Lynch vendieron el casco principal y edificios aledaños a la Municipalidad de San Isidro. Para entonces, el solar ya había sido declarado Monumento Histórico Nacional.

 

Como integrante de la Sociedad de Beneficencia o desde la acción individual, Victoria Aguirre desarrolló una tarea social de enorme trascendencia. Al momento de su muerte en 1927, el diario La Nación se refirió a su obra como “un vasto plan de asistencia y de previsión”. Escuelas, asilos, hospitales, instituciones religiosas, culturales, científicas y deportivas, siempre contaron con su apoyo desinteresado.

 

Producto de sus viajes y de su amor al arte, Victoria se dedicó a formar una valiosa colección, transformando su casa en un verdadero museo. Donó además parte de su patrimonio y adquirió especialmente para instituciones públicas, ocupando así un lugar destacado en la historia del coleccionismo argentino. Hasta aquí podría haber cumplido con las expectativas de una mujer de su clase. Sin embargo, Victoria se distinguió por ser una precursora en la identificación del patrimonio cultural, y por emprender acciones para su conservación y su difusión. Hizo de la acción un compromiso, participando de cuanto emprendimiento humanitario, cultural, científico o turístico estuvo a su alcance, de una manera apasionada y directa. Si lo desconocemos, es porque nunca persiguió la figuración o la aprobación de su entorno; privilegió el bien común y lo efectivizó casi en silencio, como en voz baja.