TIPS PSICOLÓGICOS: “La familia perfecta y otros cuentos de hadas”

 

 

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 27/3/10.-   Estoy agotada y los chicos no ayudan para nada”

“Mi marido llega siempre de mal humor”

“La casa es un caos, hemos perdido el dialogo”

“A los chicos les va pésimo en el colegio, se llevan miles de materias, ya no sabemos que hacer”

 

 

Estas situaciones se repiten cada vez con mayor asiduidad en el consultorio. Padres cansados, frustrados, enojados entre ellos y por ende con sus familias acuden a la consulta en busca de soluciones concretas, pero en su imaginación sobrevuela el deseo de la palabra mágica que solucione el problema.

 

 

 

  “Y vivieron felices comiendo perdices”.

 

 

 

Imaginemos, por un momento, la vida de los personajes que poblaban los cuentos, las series televisivas y las películas de hace unos años. El padre trabajaba seguro y  sin sobresaltos económicos, estaba siempre de buen humor, sus hijos le obedecían a pie juntilla, creaba espacios de comunicación familiar donde sus palabras y decisiones eran respetadas y valoradas. Pero, por sobre todas las cosas, dirigía los destinos de la familia en absoluta comunión con su mujer.  La madre, ama de casa por excelencia, era la artífice de la armonía y la felicidad familiar, se ocupaba de todo y de todos. El bienestar de los seres queridos constituía su gran meta, su exclusiva responsabilidad y esto la hacía feliz..

 

 

 

 

Entonces, ¿cómo no quererlos, añorarlos y envidiarlos? Estas familias, de personajes cálidos y maravillosos,  pertencen al mundo de nuestras mas caras aspiraciones ya que alcanzaban sin dificultad los objetivos afectivos/familiares que, diariamente, nos proponemos  para con nuestros hijos, nuestros padres y/o nuestras parejas.

 

 

 

 

 Lamentablemente, en un mundo convulsionado y problemático como el actual, nuestras relaciones afectivas primordiales se ven amenazadas por un entorno agresivo, cambiante, sin normas claras. Es un tiempo en donde los mensajes y las percepciones se vuelven confusas y esto puede hacernos dudar, tomar decisiones incorrectas, lastimarnos, llenarnos de culpa y frustración.

 

 

 

Y, con esto, no implicamos que ya no existan momentos maravillosos para compartir con nuestros seres queridos. El profundo amor que sentimos por ellos y  los intensos lazos de intimidad afectiva que supimos crear como famila, son los poderosos motivos que nos impulsan a buscar apoyo y explorar diferentes alternativas que nos permitan retomar el camino perdido.

 

 

 

La esperanza nos alimenta el espíritu;  las técnicas nos ayudan a encontrarlo.

 

 

 

Paula Gallacher

pgallacher@fibertel.com.ar   

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