Caso Urbani: dos menores a juicio oral
14/03/10. El fiscal de San Isidro, Andrés Zárate elevó a juicio la causa en la que dos adolescentes de 16 años están acusados por el homicidio calificado de Santiago Urbani, el joven de 21 años que en Octubre pasado fue asesinado de un escopetazo en la cabeza mientras asaltaban su casa en Tigre. Fuentes judiciales indicaron que el fiscal acusó a los dos adolescentes de “robo doblemente calificado y homicidio criminis causa en concurso real con portación ilegal de arma de guerra“, cuya pena es la de prisión perpetua, aunque por ser menores podrían ser beneficiados con una reducción de la condena.
El viernes último el pedido del fiscal ingresó al Juzgado de Responsabilidad Juvenil 3 de San Isidro, donde se sortearán otros dos magistrados para confeccionar el tribunal de menores que este año tendrá a su cargo el debate.
Vale recordar que además de estos dos chicos de 16 años -cuyas identidades se mantienen en reserva por ser menores-, también está detenido un joven de 21 años identificado como Emiliano Alejandro Herrera, causa que tramita en una Fiscalía de mayores de Tigre y será objeto de otro juicio en un tribunal de mayores.
Para completar el cuadro, el cuarto integrante de la banda, también es mayor, está identificado y con pedido de captura aunque aún permanece prófugo.
Fuentes judiciales indicaron que el fiscal Zárate acusó a los dos adolescentes de “robo doblemente calificado y homicidio criminis causa en concurso real con portación ilegal de arma de guerra“, cuya pena es la de prisión perpetua, aunque por ser menores podrían ser beneficiados con una reducción de la condena.
Además, ordenó abrir una causa paralela para que se investigue si la banda que cometió este crimen y además dos asaltos en countries, contaba con protección policial, tal como lo declararon algunos testigos del entorno de los imputados, que incluso identificaron el apellido del policía involucrado.
Los detenidos por el caso -los dos menores y el mayor – confesaron su participación en el crimen, aunque ninguno se responsabilizó de la autoría material del asesinato.
Los memoriosos recordarçán que uno de los menores de 16 fue sindicado por sus cómplices como el autor material del disparo. A pesar que este menor en su entorno dijo que se le había escapado el disparo cuando la víctima estaba reducida en el piso, las pericias balísticas y el análisis de la escena del crimen dilucidaron que Urbani fue ejecutado cuando estaba de pie y que recibió la perdigonada a escasos centímetros de la cabeza.
Los investigadores creen que fue ejecutado porque quiso escapar o trenzarse en lucha con el delincuente.
Como se recordará el hecho ocurrió la madrugada del 10 de Octubre de 2009, cuando Urbani llegaba a su casa ubicada en la avenida Liniers 1988 de Tigre, en su automóvil Chevrolet Corsa azul. Cuatro delincuentes que llegaron en un Renault 18 robado lo interceptaron y amenazaron con un revólver y una escopeta recortada y lo obligaron a entrar a la casa, donde dormían su madre, Julia Mónica Rapazzini, y su hermana, Florencia Urbani.
En tanto los delincuentes recolectaban los objetos de valor de la casa y los cargaban en el auto de Santiago, se escuchó un disparo, tras los cual los tres ladrones que habían ingresado a la casa escaparon en el Chevrolet Corsa de la víctima.
El asesinato se produjo cuando Urbani quedó solo en la habitación de su hermana, mientras ella y su madre estaban retenidas en el otro cuarto. Los delincuentes escaparon con 2.000 pesos, una caja de acrílico con alhajas, una laptop, dos PC, una filmadora, una cámara digital, sedantes, tres celulares, dos guitarras eléctricas con sus pedales de efectos, una máquina de afeitar y una depiladora.
Del análisis de las confesiones y de los testimonios de los familiares, amigos y vecinos de los imputados, el fiscal Zárate pudo reconstruir que aquella noche los cuatro integrantes de la banda estuvieron tomando cerveza con “rivotril” durante cuatro horas, hasta que decidieron salir a robar.
Incluso, la propia madre de la víctima contó en el expediente que luego de escucharse el escopetazo, el asesino de su hijo entró a su habitación y le exigió la entrega de “rivotril” y no se fue de la casa hasta que ella le entregó una caja de clonazepan.
El fiscal también pudo determinar que luego de ejecutar al joven, la banda regresó al barrio de Garín, partido de Escobar, donde viven, incendiaron el auto Corsa en un descampado y le ofrecieron a todos los vecinos los elementos robados en la casa de la víctima, entre ellos, el parlante woofer del auto de Urbani.
Otras pruebas importantes son huellas de los imputados encontradas en la casa de los Urbani y en el auto Renault 18 que habían robado y el hallazgo, frente a la casa del sindicado asesino, de la escopeta recortada calibre 16 que según las pericias sería el arma homicida.