En la costa ya asoma la construcción. SAN ISIDRO Y UN MUSEO QUE MARCHA SOBRE RUEDAS

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12/12/12. Hoy sábado , bien temprano el intendente Gustavo Posse se llegó hasta el predio ubicado en Camino de la Ribera “Sor Camila Rolón” y Belgrano, en el Bajo, donde está cobrando forma  un taller-escuela surgido del lápiz del prestigioso arquitecto Clorindo Testa . Los terrenos para que se desarrolle esta obra –que cobijará a un salón de actos, biblioteca, sala de computación,  y un museo con capacidad para 35 autos y exhibiciones automotrices de distinto tipo- fueron cedidos en comodato por el municipio a la Fundación Lory Barra, entidad que promueve actividades educacionales, científicas y culturales relacionadas con los autos sport y de colección. Será, sin duda, un centro de referencia que se convertirá en símbolo de la zona. Pero más allá de este notable desarrollo urbano, en un área con mucho futuro, la radicación del museo responde al último deseo de un visionario deportista que amó con pasión los autos con historia. Se trata del desaparecido Lory Barra, quien le pidió a su papá, don Lorenzo Barra Anesi, ex presidente del Club de Automóviles Clásicos, que cree una pequeña escuela-taller para enseñar a otros muchachos con inquietudes similares a restaurar racers de colección. Una historia de vida que merece ser contada y que le dará a San Isidro un centro de exhibición automotriz  similar a los que se encuentran en las principales capitales del Viejo Mundo.

 

 

El diálogo del hombre con los autos suele tener imprevisibles comienzos pero, fundamentalmente nace de la pasión, de una suerte de “enamoramiento” difícil de justificar pero que resulta fácil de entender. Y buena prueba de ello es lo ocurrido con los Barra, una familia por demás arraigada a San Isidro que logró plasmar un culto por los automóviles con historia, donde ese apego y cariño por los fierros de época supo transmitirse de generación en generación.

 

 

 

barra“Lory era un apasionado de los autos; es más, creo que aprendió a decir jeep antes que mamá” –memora Lorenzo Barra Anesi, padre del desaparecido Lorenzo “Lory” Barra, un entusiasta del deporte motor, especialmente de los autos clásicos y sport que supo traer y organizar con singular éxito las Mil Millas Sport de la Argentina “La Aventura”, participar en más de 250 rallies, en las tradicionales Mille Miglia italianas, en La Festa de Japón y la FIVA World Rally de Alemania, entre otras competencias del más alto nivel mundial.

 

 

 

La entrevista con este hombre cálido, de mirada ágil, brillante e inquieta se desovilla junto a una mesa ratona poblada de fotografías, recortes, medallas y -fundamentalmente- recuerdos. Una instantánea muestra a Lory junto al Chueco Fangio, otra lo destaca al volante de una verdadera pieza de colección con la cual intervino en una de las nueve ediciones de las Migle Millas que lo tenía por mimado protagonista.

 

 

 

“Los italianos estaban encantados con él; hasta lo tentaron para hacerse cargo de los preparativos –asegura– y le asignaron un Mercedes para que sea el start page de las pruebas. El fue un elegido; su amor y conocimientos sobre los autos sport históricos le permitieron, sin proponérselo, que su ejemplo y conocimientos marcaran una importante enseñanza para sus leales amigos y otros pilotos del resto del mundo”, desgrana Lorenzo con sano orgullo paterno.

 

 

 

Barra hijo –por cierto- tenía a quien salir. Ocurre que don Lorenzo llegó a presidir el Club de Automóviles Clásicos de la Argentina y ya de pequeño lo llevaba a la sede de Belgrano y Libertador, en San Isidro, donde tenía el estudio el arquitecto Dellepiane, para que le tomara el gustito a eso de salir a los caminos y competir con otros fanáticos de lo mismo.

 

 

“En realidad con su mamá, Susana siempre quisimos que saltara de la bicicleta al auto porque le teníamos terror a las motos –cuenta don Lorenzo-. Así fue como a los 13 años empezó a manejar un viejo Packard con el que pasaba a buscar a sus compañeros del St Peters y los llevaba al colegio. El sabía muchísimo de autos antiguos, heredó eso de mí como la profesión de arquitecto, pero una cruel enfermedad truncó su carrera hace seis años. Estando convaleciente, un mes antes de morir, llegó a confiarme: ‘Papá quisiera crear una pequeña escuela-taller para enseñar a los muchachos con inquietudes similares a las mías a restaurar vehículos; tal vez se podría hacer el intento mediante una fundación’”, compuso.

 

 

Invadido por el dolor, cauto y sin ocultar su escepticismo ante la imaginativa, pero difícil apuesta, don Lorenzo solo atinó a soltarle: “Mirá Lory no sos Amalita Fortabat ni Goyo Pérez Companc; en fin, creo que lo desilusioné. El pobre falleció al mes y al contarle su deseo a mi hermana, ella logró convencerme que no se trataba de algo tan complicado. Era relativamente sencillo armar una entidad de ese tipo. Así nació la Fundación Lory Barra”.

 

 

 

EN EL NOMBRE DEL HIJO

 

 

 

Por esas cosas reglamentarias que fija la IGJ (Inspección General de Justicia) el nombre de la entidad se completó con “para la Educación de Técnicas, Ciencias y Cultura” y junto a las especificaciones estatutarias donde se dejaron sentados los objetivos se incluyó una breve biografía. “En realidad, eso no se estila, pero gracias a un guiño del inspector, que al parecer era una amante de los autos como nosotros, fue posible”, dice don Lorenzo al tiempo que señala: “Ya había cumplido con la primera parte de la petición de Lory, solo me faltaba dar con la novia, es decir conseguir los terrenos donde pudiera cobrar forma la idea”.

 

 

 

El destino quiso que la Municipalidad de San Isidro viera con buenos ojos esa visión de Lory Barra de abrir un centro de enseñanza de técnicas de recuperación y restauración de automóviles deportivos y de colección para que otros aprendan el oficio que lo llevó a pasear su talento por el mundo.

 

 

testa-posseEn efecto, el acuerdo se firmó en el año 2007 en la sede de la Fundación Lory Barra, ubicada en el Casco Histórico y a la ceremonia asistieron el intendente Gustavo Posse y el entonces subsecretario de Obras Públicas, arquitecto Fernando Romero. Allí se decidió la cesión en comodato de un predio de 3.718,58 m2. ubicado en Camino de la Ribera “Sor Camila Rolón” y Belgrano mientras que el fondo iba a dar a la proyectada nueva traza de la Avenida del Fomentista.

 

 

 

 “Lograr el primer paso, donde se pueda cristalizar el proyecto acunado por mi hijo me emocionó muchísimo, parece un sueño –indica Barra Anesi-. Si bien siempre bregué por conseguirlo, fue una gratísima sorpresa cuando el doctor Posse, que tanto ha colaborado, me acercó el convenio, quedé estupefacto. Fue un gesto que en verdad no esperaba. El reconocimiento al intendente de todos los integrantes de la Fundación es y será enorme, siempre nos apoyó hasta que finalmente nos cedió un terreno en comodato en nuestro querido San Isidro”.

 

 

 

El arquitecto Barra observó que su amigo Clorindo Testa, con la colaboración de su hija Susana Barra, también profesional del diseño, se encargaron del desarrollo del proyecto.

Precisamente, Testa dio a conocer el proyecto edilicio que ya está cobrando forma en la ribera y dio pistas de las características que tendrá cada sector del establecimiento.

 

 

 

Además del taller-escuela, el edificio de la Fundación Lory Barra tendrá un salón de actos con capacidad para 180 personas, biblioteca, una sala de computación, un museo que cobijará unos 35 autos, estacionamiento para visitantes y sala de máquinas. Actualmente se acaba de montar el techo, se levantaron las paredes y aún faltan las aberturas.

 

 

 

Sobre el proyecto, el intendente Posse manifestó que “estamos muy interesados en todo lo que se hará en esta fundación por el aporte cultural, educativo y social para la comunidad en general. Es un esfuerzo que apoyamos y dará buenos resultados“, consideró el jefe comunal.

 

 

 “Los autos  en exhibición irán cambiando permanentemente –confió Barra Anesi- No será un salón estático porque el visitante perdería interés. Acá hay muy buenos coleccionistas, pero además,  el presidente del Automóvil Club Argentino se comprometió a ayudarme para que los autos vayan rotando”, anticipó don Lorenzo.

Las líneas arquitectónicas dadas a conocer en rueda de prensa por el propio Testa, responderán a un edificio de neto corte moderno, muy luminoso, con columnas y amplios ventanales que jueguen con el adentro y el afuera, permitiendo gozar de las bondades del entorno: mucho verde, naturaleza con la presencia que irradia el río como telón de fondo.

 

 

Un Museo  igual a los mejores del mundo

 

 

Barra precisa que los objetivos de esta iniciativa de la fundación son los de  “impulsar la enseñanza de técnicas de recuperación y restauración de vehículos automotores, sport históricos y de colección”.

 

 

 

 

Además contempla que el museo se convierta “en un centro de consultas a nivel nacional para cuestiones técnicas y para el registro control de vehículos restaurados”. Entre otras premisas, Barra Anesi  destacó las de “apoyar, promover y coordinar actividades educacionales, científicas y culturales concernientes a los distintos tipos de vehículos”. Resaltó además que planean “promover, organizar y apoyar la realización y difusión de eventos  deportivos de automóviles sport históricos y clásicos, libros y publicaciones sobre el tema, exposiciones artísticas de pintura, escultura y fotografía”.

 

 

 

“Seguramente demandará un tiempo –advierte Don Lorenzo y recuerda que cuando falleció su hijo de todos lados del mundo le llegaron cartas. “Hasta la del mayor coleccionista de Ferrari en Japón que hizo lo imposible por contactarse con nosotros. Casi todas ellas coincidían en que ‘los buenos compañeros de ruta no deberían dejarnos jamás’. En mi caso sé que no lo ha hecho: Lory está presente en cada uno de mis esfuerzos porque esta obra sea una edificante realidad para otros que como él se consideran entusiastas del automóvil; ojalá que puedan aprovecharla”.

 

 

Lo cierto es que la inauguración de la primera etapa del proyecto, está prevista para Abril de 2010 y la segunda parte, se irá llevando a cabo en la medida que la institución pueda reunir nuevas colaboraciones.

 

 

 

El rostro de don Lorenzo se pone un tanto nostálgico, remite a infinidad de relatos y momentos vividos entre ambos con mucha intensidad. Recuerda al pasar a ese gran periodista que también hoy ya no nos acompaña, Germán Sopeña, quien era también entrañable de Lory, admiraba y apoyaba las Mil Millas. En fin, curioso fenómeno que supo reunir por igual a padres e hijos en un deporte que sabe hacer del don de gente y la camaradería bien entendida, su principal atributo. Lory Barra además de un referente ineludible del deporte automotor fue un caballero en todo el sentido de la palabra. Sin duda, un espejo en el que debería mirarse la juventud actual.