Conferencia de Mons. Ojea. Asumirá en 2011 al frente de la Diócesis. ¿El desafío? UNA AUTÉNTICA INTEGRACIÓN

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7/12/09. El obispo coadjutor de la Diócesis, monseñor Oscar Vicente Ojea, que reemplazará al actual obispo de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto, cuando este se retire en 2011, fue presentado a los medios locales hoy en rueda de prensa. Monseñor Ojea reveló que San Isidro es una foto del país, con contrastes, barrios mas desarrollados y otros carecientes. “Se percibe un alto porcentaje de delincuencia –observó- , que no se da porque sí, sino que hay causas sociales muy importantes que la motivan. Existe una tríada: crimen, droga, delito. La Iglesia tiene que tener una misión sanadora sobre estas situaciones tan difíciles que se expresan a través de estos factores”.

El encuentro tuvo lugar esta mañana en el Salón Monseñor Menini, ubicado en el subsuelo de la Catedral y en la ocasión Casaretto explicó en qué consiste la figura del “obispo coadjutor”, en tanto que Ojea relató su trayectoria en la iglesia católica y luego se dedicó a contestar preguntas de los periodistas.

casa-ojeaCon el diálogo franco que lo caracteriza, mons. Jorge Casaretto –próximo a cumplir 73 años- contó cómo fue la designación de su sucesor. El obispo observó que dado el crecimiento demográfico de la Diócesis, que reúne a unos 120 sacerdotes y a otros 20 en distintas misiones, mas las tares de las distintas comunidades requerían de una mayor presencia y acompañamiento episcopal, por lo cual solicitó al Sumo Pontífice un obispo. “Después de los 70 años, la Santa Sede suele nombrar a un coadjutor y no a un obispo auxiliar, con lo cual monseñor Ojea será el tercer obispo de San Isidro”, destacó Casaretto.

“La Diócesis – precisó necesitaba hacer una transición de este tipo. Cuando los obispos llegan a una edad determinada normalmente se nos acepta la renuncia (75 años). Por eso es muy positivo, contar desde ahora con un obispo coadjutor, en este caso monseñor Ojea, para que en el término de dos años pueda conocer bien la Diócesis”, advirtió.

Casaretto se expresó agradecido por la rápida designación – el nombramiento de Ojea se efectivizó en octubre pasado, pocos meses después de su petición al Santo Padre- expresó que su sucesor es un hombre con una amplia experiencia en el campo social, pues en la zona centro de la arquidiócesis de Buenos Aires, de donde proviene, existen también profundos contrastes, similares a los de San Isidro.

Por su parte, Ojea dijo sentirse muy contento por esta nueva etapa que comienza hoy con una misa a partir de las 20.30 hs. en la Catedral con la que inicia su ministerio y en el día de mañana con la celebración en Tigre por el Día de la Virgen. “Tengo esperanza en que voy a poder dar lo mejor de mí. Se trata de un gran desafío y tengo dos años por delante para conocer bien esta diócesis”, expresó quien en los últimos años se desempeñó como vicario episcopal de la zona centro de la arquidiócesis de Buenos Aires que comprende los decanatos de Boca-Barracas, Centro, Norte, Pompeya y Once, con un total de 52 parroquias.

“En estos dos años trataré de aprender, recorrer la Diócesis, conocer las inquietudes de los sacerdotes y luego de ese tiempo de conocimiento, junto a monseñor Casaretto continuar el gobierno”, adelantó sobre su ministerio

Sé que en esta Diócesis hay fuertes contrastes económico-sociales y diferencias que exigen muchísima atención, hay que buscar la integración. La Iglesia la formamos todos –indicó- y trabaja para que no haya excluidos, marginados, gente que quede fuera del tejido social. El desafío es integrar. San Isidro es una fotografía de nuestro país: hay zonas mas desarrolladas con chicos que pueden acceder a colegios, computación y conocimiento y también existen los barrios carenciados donde eso no ocurre. Se percibe un alto porcentaje de delincuencia, que no se da porque sí, sino que hay causas sociales muy importantes que la motivan. Existe una tríada: crimen, droga, delito. La Iglesia tiene que tener una misión sanadora sobre estas situaciones tan difíciles que se expresan a través de estos factores”.

Monseñor Ojea consideró vital poder llegar con el Evangelio a cada rincón del país. “Si lo logramos, habremos hecho nuestro aporte para una auténtica integración en un Bicentenario con mucha esperanza”, concluyó.

Casaretto, que en el 2011 cumplirá 75 años, pidió en marzo pasado al pontífice, en el marco de la visita que los prelados hacen cada cinco años al Papa, un coadjutor a fin de lograr una transición ordenada que redunde en beneficio de la feligresía y el clero de la diócesis.

El pedido fue aceptado muy rápido y se designó a Ojea como su sucesor con el título de “obispo coadjutor”, que se diferencia del obispo auxiliar por el derecho a la sucesión automática cuando la sede queda vacante.

La diócesis de San Isidro fue creada el 11 de febrero de 1957, con la bula “Quandoquidem adoranda”, de Pío XII. Comprende los partidos de San Fernando, San Isidro, Tigre, Vicente López y las secciones 1, 2 y 3 de las islas del Delta bonaerense.

Desde entonces tuvo dos obispos: Antonio María Aguirre, desde el 13 de marzo de 1957, y Casaretto, desde el 13 de mayo de 1985.

Cuando asuma, Ojea se convertirá en el tercer obispo diocesano de esa jurisdicción eclesiástica.

MONS. OSCAR VICENTE OJEA

Nació en Buenos Aires el 15 de octubre de 1946. Tras completar sus estudios eclesiásticos en los seminarios Menor y Mayor de Buenos Aires, fue ordenado presbítero en Buenos Aires el 25 de noviembre de 1972. Obtuvo el título de Bachiller en Teología en la Pontificia Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires”.

Desde su ordenación ejerció su ministerio pastoral como vicario parroquial en diversas parroquias porteñas: María Reina (1973-1975), San José de Flores (1975-1977), Nuestra Señora de la Piedad (1977-1979), San Benito Abad (1979-1981) y Patrocinio de San José (1981-1982).

Luego fue párroco de Santa Magdalena Sofía Barat (1986-1987), Santa Rosa de Lima (1987-1994) y Nuestra Señora del Socorro (1994-2000).

Además de su actuación pastoral parroquial fue superior de comunidad en el Seminario Metropolitano de Villa Devoto, asesor arquidiocesano del Movimiento Familiar Cristiano, viceasesor del secretariado arquidiocesano para la Familia, miembro de la Comisión arquidiocesana de preparación del curso anual del Clero Joven, decano del Decanato 3 “Norte”, miembro del Consejo Presbiterial, y Párroco consultor.

En setiembre de 1995 el Santo Padre Juan Pablo II lo distinguió con el título de Prelado de Honor de Su Santidad, incorporándolo así a la Familia Pontificia.

El 24 de mayo de 2006 el papa Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Suelli y auxiliar de Buenos Aires.

El 2 de septiembre de 2006, en una celebración que tuvo lugar en la catedral metropolitana, fue ordenado obispo por el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, y los co-consagrantes: monseñor Eduardo Vicente Mirás, arzobispo emérito de Rosario y monseñor Héctor Rubén Aguer, arzobispo de La Plata.

Tras su ordenación episcopal, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Bergoglio, lo designó Vicario Episcopal de la Zona Centro de la arquidiócesis porteña, que comprende los decanatos de Boca-Barracas, Centro, Norte, Pompeya y Once, con un total de 52 parroquias.

En la Conferencia Episcopal es miembro de las Comisiones de Apostolado Laico y Pastoral Familiar (Familia) y Migraciones y Turismo.