Prassel en procura de un merecido descanso. EL REPOSO DEL GUERRERO

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17/11/09. El intendente Gustavo Posse medita la salida de la línea de fuego de una de sus principales espadas: el Lic. Héctor Aníbal Prassel. El “supersecretario” -como lo bautizaron algunos al catalizar las secretarias general de Gobierno y la de Hacienda- está analizando ocupar un lugar de menor exposición. “Son muchos años de trabajo ininterrumpido, 26 –contabiliza Prassel-, lindos, duros, muy disfrutados, pero todo esto conlleva un costo para la salud” y al rato admite que “hay ciclos que se cumplen”. “Uno ya tiene menos vitalidad que antes y puede ser muy útil aplicando la mucha o poca experiencia que pudo haber adquirido, en cosas más de fondo”, desliza. Los días que median de este 2009, como tantísimos recuerdos, seguramente quedarán guardados en un lugar muy especial para este querible funcionario, un hombre que tal vez se cansó de atajar penales y desea bajar la exposición en procura de paz.

 

 

La noticia comenzó a correr como un secreto a voces por las redacciones: Héctor Prassel, el supersecretario que se formó junto a Melchor Posse, aquel gladiador de mil batallas, que supo ponerle el cuerpo, la cara y su inteligencia a mil y un cuestiones abordadas por el Ejecutivo sanisidrense, transformándose en el hombre de consulta del intendente, estaría deseoso de dar un paso al costado o, aunque más no sea, salir de la línea de fuego.

 

 

ALGO DE PAZ

 

 

En realidad lo que busco es un poco de paz –confió el hoy secretario general de Gobierno y Hacienda ante los micrófonos de CON Sintonía NORTE, el programa que gana el aire de Simphony 91.3 FM, todos los martes bajo la producción del equipo de Costa Norte Noticias– . Son muchos años de trabajo ininterrumpido, 26 –contabilizó el funcionario-, lindos, duros, muy disfrutados, pero todo esto conlleva un costo para la salud. Y si bien no tengo ningún problema aún, me parece que ha llegado el momento de tomar un poquito de distancia. Lo que le estoy pidiendo al intendente -y por suerte me entendió bárbaro-, es salirme de la línea de fuego, seguir colaborando tal vez no con tanta exposición sino participar en el laboratorio”, precisó.

 

 

El hombre que pretende tomarse un merecido impasse era uno de los cuadros más importantes del possismo, aquel que desde la primera fila salió a dar respuesta a los temas mas candentes y diversos: desde las modificaciones al Código de Ordenamiento Urbano, el alocado intento de poblar una isla frente a San Isidro, pasando por los incrementos de tasas, la inseguridad, los fondos coparticipables que a veces llegaban mal y tarde, la expansión de la red de servicios en los distintos barrios, el traslado del viejo hospital al flamante Central, la defensa costera y hasta las indeseables y temidas inundaciones.

 

Prassel era dueño de la respuesta indicada en el momento justo. Piloto de tormentas con la destreza de pocos para salir al toro, contaba con esa precisión y “timing” no muy frecuente en aquellos que saben jugar el rol de voceros o interlocutores de la función pública. Héctor o el “supersecretario” –como lo bautizaron muchas veces sus opositores que lo convocaron en mas de una oportunidad a sesiones en el Deliberativo de las que siempre salió airoso  fue la voz atildada, el mensaje meduloso que echaba luz donde muchos deseaban sembrar polémica.  Sabedor que los problemas y malentendidos, se aclaran o solucionan a través del diálogo franco y no con enfrentamientos o discusiones estériles, ponderó siempre las buenas ideas y comprometió su palabra en proyectos y acciones que hacían a mejorar la calidad de vida de los vecinos.

 

En oportunidad de las inundaciones en el bajo de San Isidro –una decena a fines de los ochenta- Prassel no sólo se calzó el traje de agua y las botas para desandar esas calles y ayudar a los pobladores, esos que fueron sus vecinos cuando joven, sino que puso en juego su palabra y el cargo al asegurar que con la defensa costera y el sistema de bombas pergeñado por la comuna los anegamientos serían cosa del pasado. El tiempo y el esfuerzo empeñado le dieron la razón.

 

 

“UNO SE LA JUGABA EN CADA DECLARACIÓN”

 

 

Fue una época muy linda, difícil, porque uno se la jugaba en cada declaración –confiesa visiblemente emocionado-. Imposible de olvidar también el caso de las inundaciones en Boulogne, pasaba 7 u 8 ocho días durmiendo en una camilla en la salita. Son recuerdos imborrables. Todo ese cúmulo de esfuerzo nos ha permitido hacer cosas muy importantes por la comunidad; soy un eterno agradecido a eso, pero también lo que estoy pidiendo es un poquito de relax, algo de paz. No voy a esquivar ninguna responsabilidad, quiero seguir peleando al lado del intendente Posse en lo que fuere. Ahora bien, hay ciclos que se cumplen. Existe mucha gente con condiciones que no tiene por qué esperar que nosotros seamos viejitos o que pase algo feo. Me parece que hay un momento en la vida para todo. Uno ya tiene menos vitalidad que antes y puede ser muy útil aplicando la mucha o poca experiencia que pudo haber adquirido, en cosas más de fondo”.

 

 

Si bien se da por sentado muchas veces que en una aceitada estructura nadie resulta imprescindible, huelga decir que quien abraza la tarea con profunda vocación vuelca en ella su impronta y la mayoría de sus acciones están teñidas por ese celo que las hace únicas e irrepetibles. “¡Héctor sos muy modesto, hay tareas que se destacan por sobre las del resto y la tuya ha marcado un tiempo!”, soltó el cronista tal vez rompiendo con todos los cánones que marca la escuela de periodismo como imprescindibles en la distancia que debe existir entre reportero y entrevistado. Pero la ocasión y el momento, sin dudas lo ameritaban, no como el guiño que muchos comunicadores del medio suelen regalar a modo de lisonja en esas entrevistas de periodismo “pseudo independiente” que rematan con la consabida retórica: ¿quería decir algo más que no le haya preguntado? (a levantar la puntería muchachos!!!) y menos aún como aquellos que titularon y titulan por el apelativo o llaman por el nombre al político de turno, en pueril intento por bajar línea y mostrarlo mas amigable.

 

¿CANSADO DE ATAJAR PENALES?

 

Prassel agradece el halago que no hace más que poner en blanco sobre negro la realidad: la tarea de un hombre que querido y envidiado, supo cumplir con solvencia su rol. Pero, quienes lo endiosan o envidian, no pueden dejar de soslayar que se trata de uno de los funcionarios que marcó pautas de trabajo y estilo. En la jerga futbolística: un jugador de toda la cancha, un atajador de penales nato.

 

 

“Es cierto: son años de atajar penales y eso cansa un poco –admite- . Llegué a esta situación tal vez porque muchas de las cosas que hacía con amor, últimamente me estaban costando. Y esto no debe ser así, yo siempre lo disfrute. Así es que lo consulté con mi familia y ellos sobretodo mi mujer fue incondicional. La frutillita de esto es que. por suerte. Gustavo lo entendió muy bien. Tenía algunos temores, y la verdad es que es un tipo fenomenal”, dice.

 

Pieza clave de la administración sanisidrense, con trato con las principales figuras de la política, entiende que este es el momento ideal para una oxigenación, desde un lugar mas relajado.

 

 

La charla que pasearía al secretario general de Gobierno por mas de un tema relacionado a la seguridad (ver aparte) – como para que lo del impasse no se lo tome muy en serio total todavía está en funciones al menos hasta que Posse decida lo contrario- deja en claro que el pedido de Prassel al intendente no cayó en saco roto. Va madurando, el reposo del guerrero está cerca, quizás tanto como la propuesta de poder aportar al municipio desde otro lugar, con menos exposición, pero volcando esa sabiduría que, como suele ocurrir con los buenos vinos, solo otorgan los años.