Memoria viva de un pueblo. Celebración de San Isidro Labrador marcada por los buenos ejemplos y recuerdos.

procesion

 

Generalmente el mes de mayo, no es uno más del calendario y guarda un especial interés para los sanisidrenses. Es que está signado por las honras al Santo Labrador, ícono de la fecundidad, el trabajo y la labranza y por una serie de actividades que hacen a las vivencias compartidas de toda una comunidad. Hubo como de costumbre, atractivas propuestas recreativas e ingeniosos juegos y espectáculos, pero en esta oportunidad, las celebraciones que nacen de una íntima y profunda devoción por el labriego patrono del lugar, un hombre capaz de hallar en esfuerzos de por sí pesados e ingratos –como lo es el trabajo en el arado- misteriosas fuentes de vida que alimentan el alma- se vieron atravesadas por distintos hechos que le dieron singular significado. En efecto, ese preciso día se hubieran conmemorado los natalicios de dos queridos vecinos: Don Norberto Testorelli, recientemente desaparecido y del capitán Aldo Garrido, asesinado en febrero último. El pasado 15 de mayo, también, monseñor Pedro Oeyen –factotum en el arte de sumar esfuerzos para que la Catedral luzca tan bonita como se encuentra en la actualidad- cumplía 15 años llevando el pulso de la vida parroquial. Seguramente el punto común en el que convergen la historia de estos tres hombres tan queridos por la comunidad, estriba en dar y haber dado testimonio de buenos valores, en gestos que hablan de una dimensión humana que procura dejar huella, alcanzar una visión trascendente de la vida.

 

 sil-51

 

En su homilía el Obispo de la Diócesis, monseñor Jorge Casaretto, planteó al invocar las virtudes del Santo y los desafíos por venir, la necesidad de rehuirle al consumismo que crea solamente “ídolos de la materia” y reparar en ciertos actos bien humanos y solidarios que nos reconcilian con la vida. El pastor recordó que en el país existen aún un 30 por ciento de pobres y dijo que se enfrentan dos visiones: la de la cultura del trabajo frente a la de la dádiva. “Cada vez que nosotros estamos regalando a los demás, impidiéndoles el trabajar, cuando en la Argentina no damos trabajo a todos, los estamos humillando –razonó-. En cambio, cuando trabajamos para que todos trabajen y cuando invitamos a todos a ganar el pan con el sudor de su frente, los estamos dignificando, los estamos humanizando”. Observó, por cierto, que de la pobreza “se saldrá con el esfuerzo y la solidaridad de todos”.

 

Recién llegado luego de su visita al Santo Padre en El Vaticano, de donde trajo su bendición para el pueblo sanisidrense, Casaretto resaltó en su mensaje tres virtudes del santo patrono: la vida contemplativa, el trabajo y la caridad.

 

Sabido es que aquel hijo humilde del trabajo considerado “el santo del hombre común”, exaltó siempre los valores de la laboriosidad cotidiana y alcanzó a todas las clases sociales, en especial a los más pobres.

 

Si bien son conocidas las anécdotas de que Isidro oraba mientras debía trabajar y mientras esto ocurría dos ángeles tiraban los bueyes para realizar la tarea agraria, el Obispo dio con una lectura que le quita el carácter mágico y refleja una arista más terrena.

 

En realidad, la visión del sorprendido testigo ocular era la de un hombre que araba con más intensidad mientras rezaba porque era acompañado por otras personas en la labranza, en otras palabras la fortaleza y eficacia del trabajo conjunto.

 

Pero –además San Isidro- hombre de trabajo “no era lo que podemos decir hoy, un excluido en la sociedad. Era un hombre pobre, trabajador, tenía una vivienda digna, laboraba para hombres que tenían propiedades, pero vivió dignamente de su esfuerzo”, evocó el prelado y reiteró: “Era un hombre que trabajaba en serio, lo mismo que su mujer. En aquella época, en ese mundo agrario, o se trabajaba o se robaba, no había alternativa, había que trabajar”.

 

casa-premiados

 

 

 

La misa -que contó con la participación en los cantos del coro dirigido por el maestro Gustavo de Felice interpretando con gran calidad las plegarias de la Misa Criolla– fue concelebrada con los obispos y luego de la comunión, monseñor Jorge Casaretto junto a Pedro Oeyen fue convocando a todos los que directa o indirectamente contribuyeron con la restauración de la Catedral. Se llegaron hasta el altar entonces el intendente Gustavo Posse, el ingeniero Juan José Briozzo, el arquitecto Jorge Valera, Andrés Galíndez, la señora encargada de organizar los eventos para recaudar fondos que, a raíz de un accidente, se desplazó ayudada por un trípode y tantos otros que de uno u otro modo colaboraron con esa tarea artesanal y ciclópea digna del mejor elogio.

 

juan-briozzo-premiado

“He cosechado halagos por todas partes; ver a gente que te dice que en el estado que está hoy la Catedral facilita el encuentro con Dios, son cosas que no podés valuarlas de ninguna manera –le confiaba a este medio Juanjo Briozzo– Pero siempre tengo muy en cuenta que sólo he sido un engranaje. Lo importante de todo esto es haber unido voluntades”. Un meticuloso trabajo que se desarrolló en un principio durante la mayor crisis económica e institucional que vivió el país sin que dejaran de realizarse en el entretanto las normales actividades eclesiásticas, amalgamando el esfuerzo de muchos. “Construimos una iglesia con piedras vivas que somos todos nosotros –observó Briozzo-. Hoy no puedo menos que estar feliz de ver la Catedral tal como era en 1898”. En fin, ejemplos de fe que el tiempo convierte en memoria para transformarlos luego en patrimonio de nuestra rica cultura.

 

RITOS Y TRADICIONES. La celebración comenzó poco después de las 16, con la habitual procesión portando la imagen del Santo y su esposa Santa María de la Cabeza, por las calles del casco para finalmente retornar al templo.

Durante su recorrida, los feligreses, presididos por diáconos de la diócesis, sacerdotes y el obispo, efectuaron 6 paradas de oración: frente al Palacio Municipal, la Biblioteca Popular “Juan Martín de Pueyrredon”, en el mástil donde confluyen 9 de Julio, Belgrano y Acassuso; en Martín y Omar y Acassuso, lugar donde funcionan varios establecimientos educativos; en el sanatorio San Lucas, por los enfermos y en el seminario de San Isidro.

 

staf-san-lucas

La salida y el retorno de los feligreses, fueron saludados al grito de “¡Viva Santa María de la Cabeza!, ¡Viva San Isidro Labrador!” acompañados por salvas de bombas de estruendo y pañuelos en alto.

En el templo mayor de la ciudad se desarrolló a la misa de la que ya se dio cuenta, coincidiendo con los 15 años de labor del padre Pedro.

 

pedro-oeyen“Son muchos años…y tanto para agradecer –resaltó Oeyen. Yo nací en Buenos Aires, porque como soy antediluviano, no había sanatorios por esta zona. Mis padres vivían en Martínez, fui al Colegio Marín, hice el seminario aquí. Estuve en la Catedral, los primeros años como vicario parroquial, después cumplí 16 años como párroco en Ntra. Sra. de Lourdes en Beccar; más tarde pasé por Ntra Sra. de la Unidad, en Olivos luego por el Galpón de Acassuso (cariñoso nombre con que se conoce a la parroquia Sto. Domingo de Guzmán y luego recalé en la Catedral –describe con rigurosidad su itinerario-. ¿Llegaste después del padre Alejandro Bunge?, le consultaron y precisa: “Bueno hubo un interregno antes estuvo monseñor Bargalló, actual titular de Cáritas”. El sacerdote sabe que en gran parte por su prédica y petición constante la restauración de la Catedral fue posible, le dicen que quedará en la historia del pueblo y se ríe. “Mucha gente buena colaboró, le pusimos el hombro y resolvimos los problemas”, dijo y se mostró maravillado por la fuerte tarea social que desde el tercer sector muchas familias realizan en San Isidro. “Siempre me llamó la atención ese trabajo, es gente muy comprometida con su lugar” y al rato agregó “¡Cómo olvidarme de Garrido y Testorelli!, ellos debían estar presentes hoy por eso los mencioné”

 

 

El Pregón y la Fiesta del Santo

 

Los festejos centrales al Patrono de los sanisidrenses contaron este año con un marco especial. No sólo desde lo estético y artístico, sino también por la confluencia de otros factores, entre ellos el patrimonio histórico, que cala muy hondo en los sentimientos de la comunidad sanisidrense.

 

La fertilidad de la tierra, el cuidado y la defensa de la naturaleza y sus frutos, la celebración del agua, los valores de la sencillez personal y del amor por el lugar de uno, constituyeron el eje estético que dominó este año las Fiestas Patronales 2009 San Isidro Labrador.

 

Desde la Dirección de Cultura se pensó en el rescate de los festejos centenarios, reeditando la tradicional kermesse, los pregoneros de la colonia y otras tradiciones que se fueron sucediendo.

 

sil-32Luego de la procesión y la misa en la Catedral, a las 18, con las primeras sombras de un otoño, en el escenario montado en la plaza Mitre comenzó la fiesta a la que se sumó la recreación de una kermesse evocadora de aquellas de antaño que incluyó un puesto de venta de carbonada criolla (exquisiteces de la gente de Ott College) y la actuación de pregoneros y artistas callejeros.

En efecto, como el año anterior sobre la Plaza Mitre se instalaron puestos de “Tiro al Blanco”, “Ruleta de colores”, “Salvar al náufrago”, “La araña en su red” y “Autopase” con lanzamiento de pelota de fútbol.

Ya entrada la noche se desarrolló un recital con la actuación de Mariana Baraj, quien acompañada de sus músicos interpretó temas relacionados con el paisaje y la naturaleza. Desde la narración hasta el teatro callejero hubo un hilo conductor: textos de rogativas (son intenciones, pregones cortos o coplas) dirigidas al Santo para pedirle bienestar general, trabajo, los frutos de la tierra y otras necesidades. Unidos por el santo de la labranza esta fiesta con profundas raíces en lo devocional y popular contagió y movilizó a todo un pueblo.